Hacía tiempo que quería hacer esta entrada como homenaje a dos blogueros que
por ahora me caen bien (a falta de conocerlos en persona):
kokotero (del blog
Lo que no me gusta del...), y
la ficha negra (del blog
TheBlackMeeple). El motivo, sencillo y comprensible: el blog del primero se dedica a (en teoría) sacar los puntos negativos de los juegos que va probando (aunque luego resulta que alaba a la mayoría, si yo sé interpretar correctamente sus valoraciones, de lo cual no estoy seguro); y el blog de la
ficha negra está como todos sabemos plagado de entradas cargadas de lamentos y quejas sobre comportamientos jueguiles más o menos odiosos que salpican este mundillo como la sal que a veces éste necesita (aunque en numerosas ocasiones no es nada agradable presenciar esas actitudes y conductas en un adulto, jeje). Como el espíritu de ambos blogs (tal y como yo los entiendo, aunque quizá esté alejado de la realidad de sus intenciones), me animo a poner mi grano de arena en ese lamento que en teoría debe ser constructivo pero que seguro que terminará siendo infantil e innecesario, pero que me sirve (al menos a mí) para rememorar, recordar y espero que superar multitud de anécdotas, situaciones, compromisos y vicisitudes que han acompañado esta afición en mi devenir lúdico durante estos últimos casi cuatro años.
Sin más dilación, paso a enumerar y comentar brevemente las cosas que más me han llamado la atención, detenido en el camino, obligado a pensar, jodido, en definitiva:
A) La utopía de que todos jueguen bien:
Esto reconozco que ha sido fallo mío durante mucho tiempo y que creo que he logrado corregir poco a poco (espero). Consiste en que siempre he deseado que el funcionamiento de los juegos sea natural, esto es, que cada uno asuma su rol responsable dentro del mismo y contribuya a un correcto funcionamiento. Me explico:
Siempre me ha gustado que el juego vaya equilibrado y, por ejemplo, si es de
negociación, que no se discrimine a nadie porque sí (que podría entender si es porque ese jugador va el primero, claro, pero NO entiendo que se haga sencillamente por joder, pues no siempre es ese el objetivo del juego en concreto, o por no darnos cuenta, y beneficiar por ejemplo al que va ganando sencillamente porque tú también sacas algo de provecho y de ese modo no quedarás el último); si es de
guerra que no se ataque al más débil siempre (y no en realidad al que va ganando, que se supone que hay que frenar); si es de
subastas, intentar que nadie se lleve siempre los lotes baratos (porque el de al lado quizá no ha sabido aumentarle el precio o sencillamente le da igual lo que hagan los demás). Ejemplos:
Container (si no se juega con cabeza y se le compra a todo el mundo, se descompensa bastante y puede que haya gente que se arruine enseguida y esté media partida sin hacer nada de nada);
Supernova (si se ataca al más débil siempre, ocurrirá que el que va en cabeza se dispare, y se desvirtúe un poco la partida);
Goa (en una partida me pasó que el individuo que estaba sentado a la derecha de un compañero que no dominaba bien los juegos de subastas se forraba a su costa continuamente, y por más que se lo decíamos al compañero no modificaba su comportamiento porque era "su estrategia". Quizá su estrategia, ahora que lo pienso, era darle la victoria al otro, por algún motivo que desconozco). Muchos dirán, tras estas palabras, que el problema no es la gente sino que estos juegos concretos, o son malos, o es que dan pie a esas situaciones y que por tanto eso forma parte del juego. Bueno, puede ser en parte verdad, pero yo siempre he pensado que es más gratificante y satisfactorio para todos si al juego (roto o no) se le ayuda a que funcione bien y a que dé las mismas oportunidades a todos los participantes.
Sin embargo, tras hablar de estos temas con la gente en varias ocasiones, siempre saco la conclusión de que son (o han sido) preocupaciones tan sólo mías, porque a muchos jugones (o eso creo yo) les gusta el caos y las broncas que se montan con estos desajustes y abusos. Lo califican algunos como una virtud de los juegos de mesa. Lo cual me lleva a preguntarme si entonces las mecánicas y el funcionamiento no debería ser lo que prime en las partidas, más que las dinámicas grupales (que también son importantísimas, pero no sólo ellas). Salvo, claro está, los juegos que buscan en sus premisas el caos, el enfado y el puteo. En estos está claro que cuanta más injusticia y mala leche mejor, ya que están diseñados para eso.
B) Agresividad y competitividad en los juegos de mesa.
Esta va de filosofía profunda, y es muy subjetiva. ¿Jugamos para emular situaciones imposibles en nuestra vida diaria pero que nos atraen, como ocurre con los sueños, o jugamos para pasarlo bien y relacionarnos con gente que nos importa haciendo un tipo de actividad integradora y constructiva? Dependerá del caso, supongo, porque todo cabe, y hay tiempo para todo. Pero mi intriga va encaminada a: ¿merece la pena sacrificar parte del divertimento y equidad por vivir una experiencia virtualmente imposible de vivir en nuestra vida ordinaria, o hay que poner ciertos límites para que todo el mundo disfrute y no se produzcan situaciones desafortunadas? Aún sigo buscando respuestas coherentes para esta disyuntiva, que desde siempre me ha preocupado en el mundo de los juegos de mesa. Lo traduzco a hechos concretos, por si no me he expresado bien: ¿soy agresivo porque el juego da pie a eso, o me adapto a la partida y a la gente que participa para no generar situaciones incómodas, ya que a fin de cuentas es un juego para pasárselo bien? ¿Me relajo y hago bromas mientras juego, para pasarlo bien y comunicar mi disfrute al jugar a los demás, o me callo y dedico todos mis recursos a resolver el puzzle con la esperanza de ganar, a riesgo de que el ambiente sea excesivamente tenso y analítico?
Ya digo que es tan subjetivo que quizá ni tengan sentido esas preguntas, ya que en realidad la clave está en el grupo de juego que se elige o que te toca. Pero no deja de intrigarme el hecho de que algunas contadas veces me he sentido como si fuera un robot al que han invitado para poder probar un juego a un número concreto de jugadores y no como un compañero con el que reírme mientras pruebo un juego interesante. Yo a este respecto siempre digo que para buscar robots prefiero estrenar un nuevo juego de mi PS3 o jugar a juegos de mesa online (aunque si no hay personas delante, al final siempre me decanto por jugar a la consola).
C) Incomodidades varias en casa ajena:
Ya sé que uno no puede quejarse de cosas que quizá él provoca también en ocasiones, a su manera, pero si se trata de confesar lo que a uno le molesta (en cierto modo, porque a veces sólo es una curiosidad), de plasmar en una reflexión lo que uno percibe del reverso tenebroso de los juegos, qué menos que citar al menos de pasada las cosas que pueden resultar curiosas y delicadas en este tipo de reuniones. Aclaro que este tipo de cosas no han sido muy abundantes en mi experiencia, pero sí me han pasado, en parte culpa mía por no preveer las posibles situaciones y por lanzarme a la aventura demasiado alegremente (todo ello referido todo ello a las primeras visitas con gente a la que apenas conoces o directamente sólo has hablado por internet):
-Se te olvida preguntar si se fuma y te tiras toda la tarde aguantando humos, ya que no tienes la arrogancia de prohibirle al anfitrión en su propia casa que no fume. A lo mejor no te molesta en ese momento, pero luego en casa, cuando notas que tu ropa y tu pelo huele más de lo que esperabas a humo, te dices: "la próxima vez lo pregunto antes de ir, y si se fuma aviso de que me molesta, antes de quedar ". Sin embargo, alguna vez me he preguntado, por otra parte, por qué el anfitrión no me advirtió de este consumo, pues cambia un poco las cosas, en mi opinión (ya que de haberlo sabido podrías haber optado por quedar en otro sitio, uno público por ejemplo).
-Tú te imaginas que viviendo en el Primer Mundo y teniendo habitualmente las personas que compran juegos un sueldo supuestamente digno, lo normal es que no les importe gastarse 5-6-7€ en una bombilla fluorescente de bajo consumo pero de suficiente luminosidad (que sólo cuesta un pelín más a la hora de instalarla pero que a medio y largo plazo, te hace ahorrar sobradamente y encima te da más luz). Pues bien, han sido más de las esperadas las ocasiones en las que me he visto sometido a forzar la vista para entender lo que ponía en mi tablero personal y mis losetas, por ejemplo. Vale que te están invitando, vale que no te están cobrando la luz, pero hombre, que estoy convencido de que si cambias la bombilla, la luz es más potente y ENCIMA gastas menos (pasas de una de 60 watios pobres a una de 21 watios que casi te deslumbra, o pones 3 bombillas de 21 watios en su lugar y entonces te tienes que poner gafas de sol, CON EL MISMO GASTO ENERGÉTICO que con sólo una).
-Comida: a veces puede suponer una perturbación interesante, bien porque no se puede comer con el juego delante (a mí me han hecho levantarme de la mesa de juegos para merendar un poco, en otra sala, lo cual no me ha molestado, aunque sí me ha resultado curioso), o directamente no se come (y la partida es gorda de cojones pero se te ha olvidado preguntar si habría parada para comer, cosa que suponías pero que descubres sorprendido que no se hace en esa casa, y con unas patatitas y una cocacola ya te vale). Pero vamos, este es el menor de los problemas y la verdad es que nunca suele ir mal, a no ser que como me pasa a mí, preveo poco las cosas y luego he de lidiar con situaciones un poco dantescas. Pero normalmente hablándolo después o sobre la marcha no hay ningún problema. Aunque una vez (sólo una) recuerdo haber dicho en mitad de una larga sesión que por qué no parábamos a comprar comida y que incluso yo invitaba y me dijeron los anfitriones que no tenían hambre y que no hacía falta, y tuve que resignarme a comer en casa en cuanto logré salir de allí (y por supuesto, no volví a esa casa jamás).
-En esta casa no se aplanan los tableros, para cuidarlos, y juegas con el cartón combado. Esto no es una molestia, sino más bien una curiosidad divertida. Manifiesta el miedo que todos hemos tenido a forzar el doblado de un tablero para aplanarlo. Es un miedo que yo superé cuando forcé tela el tablero de un juego pequeño y comprobé extasiado que funcionó perfectamente y que no se estropeó lo más mínimo. Más que una queja, por tanto, es una sugerencia: probad a doblar en el sentido contrario un tablero que no se aplana bien de por sí, y veréis como NO se estropea y os permite jugar más establemente.
D) Imperfecciones de los juegos (Paradigma):
Otra esfera digna de análisis del universo lúdico son los fallos que a veces le encontramos (de nuevo muy subjetivamente) a ciertos juegos. Casi siempre son fallos que personalmente consideramos impropios de la idea de lo que debería ser un juego (de ahí lo paradigmático), y que obedecen a gustos personales no extrapolables. Además, donde unos ven un fallo gordo, otros ven un nuevo juego que, con sus subjetivas imperfecciones, aumenta las opciones lúdicas de una afición en crecimiento y cuya edición merece ser aplaudida. Todo eso está muy bien, pero creo que es divertido el analizarlo:
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El azar en los juegos: azar y caos, qué palabras tan atractivas y repelentes dependiendo del caso y de la experiencia. Personalmente, me gusta el azar y el caos en su justa medida, o al menos que no perviertan el espíritu del juego. Pero a veces te encuentras con situaciones como: ¿un euro con fama de sesudo y profundo con una dosis de azar letal?; ¿un juego de dados que provoca que gane el que mejores tiradas haga? Ejemplo:
Guerra del Anillo (
tres-cuatro horas jugando para que al final yo no pueda ganar porque en la última tirada no me ha salido lo que tanto necesitaba, y ambos estábamos a la misma distancia de la victoria),
Eclipse (
como me salga la tecnología de los misiles ahora que soy el primero y la compre os vais a cagar; o como a mí me pasó en una partida: de 7 exploraciones, 5 fueron
ancients, y las otras dos una mierda, por lo que estuve lastrado toda la partida). Habrá quien diga que lo que hay que disfrutar es el camino, y estaré de acuerdo. Pero hombre, que no me lo vendan como sesudo y matemático...
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El tema en los juegos: ¿a quién no le ha pasado que, de una parte, hay euros puros abstractísimos que te han resultado muy temáticos y ambientados, y de otra parte, consagrados juegos con figuras de plástico a saco que te han resultado mientras los jugabas meros abstractos camuflados con colores y plástico? Quizá este sea el aspecto más subjetivo de todos, en los juegos, pero es curioso, ¿no? Ejemplos para mí:
Amyitis (megatemático),
Runewars o
Android (megabstractos).
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El eterno refrito: esto es algo muy gracioso para mí, porque al poco de empezar a entusiasmarme con los juegos, con las compras compulsivas, etc, enseguida me di cuenta de lo abundante que es el refrito en el mundillo jueguil (sobretodo en los
euros combudos). Pero lo que más me sorprendió fue descubrir que a la inmensa mayoría de jugones eso no le preocupa e incluso aplaude la avalancha de novedades, ya sean originales, innovadoras o no. Con la excusa de "
es que es muy difícil innovar hoy en día" parece que se abre la puerta al plagio, la redundancia e incluso la autocopia (
Uwe o
Knizia saben de lo que hablo). Y sin embargo, van saliendo juegazos originalísimos (por ejemplo
Ascending Empires) que no tienen tanto éxito como ciertos refritos, y eso es algo que me cuesta entender. De nuevo habrá quien diga (con razón, ciertamente) que es una queja innecesaria porque cuantos más juegos se editen, mejor. Aunque no sé, quizá sí que sea un rollo tanta publicación, ¿no? No sólo te hace gastarte más perras y acumular, sino que la avalancha de novedades hace más difícil detectar las joyas, y comerte más mierdacas en el proceso, claro.
E) Los falsos mitos:
He aquí las cosas absurdas que decimos o hacemos en este mundillo y que nos sorprenden, cuando nos paramos a analizarlas (si es que no pasamos de ellas).
-Alguien de cierto peso dice que un juego es una mierda, y ya no quiere probarlo ni Cristo. A mí me ha pasado varias veces. Confías en el criterio de un amigo, o de un bloguero, y luego resulta que pruebas ese juego y te quedas con la boca abierta, si resulta que te parece justo lo contrario de lo que dijo. Lo malo no es que te equivoques, que todo lo hacemos, sino que (y ahí viene mi crítica porculera) te topas con gente que ha oído hablar del juego, y sin el más mínimo ánimo de investigar por su cuenta sobre él, pasa directamente de probarlo e incluso si se lo ofreces te pone mala cara y rechaza la partida (aunque no haya otras mejores a la vista esa tarde).
-El caso contrario:
hay un consenso generalizado sobre la extrema perfección, divertimento y acierto de un juego concreto (vamos, que lees y oyes a todo el mundo ponerlo en un altar brutal) y cometes el error de comprarlo compulsivamente, y al probarlo se te queda cara de idiota al comprobar que es
tontuno y sencillote, además de un refrito. Intentas entender qué le ve todo el mundo, porque lo normal es que guste a unos y a otros, pero no a la
inmensa mayoría. Por un momento piensas que eres tú el equivocado, que no ves sus virtudes. Pero no sé, a veces parece que está mal visto decir que algo muy aceptado lo ves
una mierdaca infecta. Me intriga esa unanimidad, sencillamente. Ejemplo:
Sentinels of the Multiverse (cuando lo probé, sin haberlo comprado, me sentí como en
El Pueblo de los Malditos, simulando ser un niño-demonio, o en
La Invasión de los Ladrones de Cuerpos, rogando porque no descubran mi horror). A veces en este tema encuentro paralelismos conceptuales con el fútbol. Y no sigo porque temo por mi vida...
-De pronto, a la gente le da por un juego y pasan dos cosas: lo compra todo Cristo, y automáticamente pasa al Olympo de los maravillas lúdicas. Y tú dices: "hombre, no está mal el juego, pero coño, no es para taaaanto", y mejor que no lo digas muy alto porque en seguida te atacan como perros rabiosos. Ejemplos hay variados: Dominion, 7 Wonders, Eclipse, Brass. No están mal, repito, pero leñe, para escribir tanto sobre ellos, vender tantísimo y para dar tanto por culo como han dado pues como que no, creo yo. Además, si tienes la malísima suerte de que no te entusiasmen pero a tu grupo sí, tendrás que comerte en ocasiones más partidas de las que te apetecía, por no ser el aguafiestas ni el cascarrabias. Con lo chulo que está, ¿cómo es que no te gusta? Serás amargado... Si hasta además ha conseguido que mucha gente no jugona se interese en los juegos de mesa!!
-La política en el mundillo de los juegos de mesa: con esto me refiero a lo de querer quedar bien porque defiendes los juegos españoles, por el mero hecho de ser españoles. Es como la falacia y la tontería de decir que "al cine español hay que apoyarlo". Si fuera buen cine, no habría que andar animando a la gente a que lo vote alto para que aumente en los ránkings. Referido a los juegos, lo que quiero decir es que yo no me fijo en la nacionalidad de los juegos, ni necesariamente en el autor, para decidir si comprarlo o jugarlo o no. Que yo sepa, las cosas que hay que apoyar son de otro tipo: que no se privaticen los servicios sociales, por ejemplo. Pero apoyar el mercado español de juegos de mesa... ¿Por qué? Si salen buenos juegos, los apoyaré y compraré encantado. Pero que sea una especie de obligación patriótica... (no lo hacemos apenas con la sanidad y educación públicas, y lo vamos a hacer con esto, venga ya).
F) Los problemas con los novatos:
Esta es muy habitual y todos lo hemos sufrido (y hemos generado sufrimiento en los que nos iniciaron, al principio de esta enfermedad):
-No es la primera vez ni mucho menos que les pones un juego, e incluso ya habéis sacado más de un juego tocho. Aún así, ¿por qué se siguen liando tanto con las reglas? ¿Acaso en la edad adulta hemos disminuido tanto nuestra capacidad de aprender nuevos sistemas y reglas? Lo malo es que de ahí surge el miedo al ridículo, a quedar como un lerdo, a quedar el último. Normalmente me ha pasado más con mujeres. Pero con tíos también, por supuesto.
-En ocasiones se obsesionan con ganar o con controlar todo lo que pasa en el tablero, sin saber relajarse y aprender, sin pretensiones de destrozar a sus rivales, sin poder jugar más intuitivamente las primeras partidas.
-¿Por qué hay que parar continuamente para poner bebidas, ir a fumar, despejarse un poco? Lo que en ocasiones me ha molestado (no parar ni para comer), con los novatos es al contrario. Hay que parar cada hora o menos. "Es que yo no he salido de trabajar para romperme la cabeza con esto", suelta alguno.
-Te dicen que les metas caña, y luego se quejan de la agresividad de las jugadas. Eso ha pasado, pero ya no volverá a suceder. Cada uno a lo suyo, hasta que comprobemos cómo le gusta jugar.
-Les gusta la manipulación, pero después creen que SIEMPRE les intentas manipular. Es decir, cuando dices la verdad creen que les engañas (como has hecho otras veces, perraco), y cuando tienes intención de manipularlos se lo creen a pies juntillas jejeje.
-Si les orientas sobre las posibilidades (en la primera partida), mal porque no les dejas decidir; si no les orientas, los has dejado a su suerte y te has guardado las buenas estrategias y por eso han perdido. ¿Qué hacer, con estas perspectivas demoníacas?
-Jugar con papás y con sus niños: ¿no os da la impresión de que juegan por jugar y casi por hacerte un favor? Conclusión: no saco juegos normalmente a no ser que me los pidan y sepa yo que va a haber algo de chicha (tomárselo en serio).
G) Las cosas buenas (aún):
Alguien (con toda la razón) podría decir: "si tanto te molestan estas cosas de los juegos, ¿por qué sigues jugando?" (el equivalente de Gila a lo de: "Si no aguanta una broma, que se vaya del pueblo").
Pues sigo jugando por lo siguiente:
-Son un interesante ejercicio mental que me apetece y que me estimula a seguir practicándolo.
-Se trata de una de las pocas actividades que se pueden realizar con gente de todas las edades y niveles culturales (al menos, adaptando los juegos a los integrantes en la partida). El mecanismo del juego establece unas reglas comunes que todos han de cumplir y por tanto rompe muchas barreras y limitaciones: "olvidémosnos de lo mucho que sabes sobre esos temas con los que nos quieres ilustrar, y hagamos esta otra actividad, donde partimos de una igualdad". Además, es un excelente medio para hacer cosas con tu familia que de otro modo costaría más (puedes jugar con tu suegra, por ejemplo, y no sólo discutir, como siempre hacías).
-Me resulta más gratificante que estar SIEMPRE en un bar bebiendo y diciendo tonterías (lo cual no quita que se pueda hacer también, pero lo que digo es que gracias a la existencia de los juegos, no siempre el bar es la alternativa para los fines de semana). Fijo que por este argumento voy a quedar como freak total...
-Se puede evangelizar a amigos y conocidos: de hecho, introducir a neófitos suele gustar bastante, debido a que tienen virtudes que a veces se pierden cuando ya llevas más tiempo en este vicio: todo es sorprendente y agradable, no tienen prejuicios aún con respecto a todas las cosas que he comentado aquí, nunca dicen que NO a un juego (jajaja, por ahora), no suelen ser tan competitivos y se relajan más en disfrutar (salvo excepciones, claro).
-Se conocen muchas chicas... (no, esto desgraciadamente no es así, pero quién sabe, que la afición va en aumento).
-... (esta la dejo en blanco por si queréis aportar más bondades de esta afición).
NOTAS FINALES:
Tras releer lo escrito (tochaco, conque me he quedado a gusto), no sé si muchas cosas serán malinterpretadas o si alguien se dará por aludido. Mi única intención es reflexionar un poco con vosotros sobre las cosas que nos han pasado y que nos pasan en este mundillo a lo largo de los años de afición, proceso que constituye todo un aprendizaje del que salimos beneficiados al no cometer los mismos errores por segunda vez o por sabernos adaptar mejor a las necesidades y gustos de los demás. Por tanto, mis últimas notas y aclaraciones son:
-Constituyen todas mis ideas una visión subjetiva y que va cambiando con el tiempo.
-Sólo pretendía analizar brevemente algunas experiencias que he tenido, sin ánimo de molestar (ya que yo también he cometido errores, que por cierto no he reflejado aquí, para que no alcanzara el texto el doble de su tamaño jejeje).
-En cierto modo, estas experiencias son la sal de este mundillo. Quizá lo salan más de lo que me me gustaría, pero el anecdotario le da personalidad a la afición, y te obliga a aprender.
-Los juegos son muy beneficiosos, porque generan dinámicas de grupo que reflejan tu carácter y errores, y te da la oportunidad afortunada de corregir éstos, debido a la longevidad de la afición. Igualmente, te hace conocer mejor a la gente con la que juegas, eliminando prejuicios o ideas preconcebidas sobre ellas.
Como despedida, confieso que no me apetece hablar más de estas cosas en el blog. He corregido varias veces la entrada y no me gusta ser polémico. Además, se tarda más en escribir este tipo de historias que las mini-reseñas a las que estoy acostumbrado. ¡¡Volvamos a ellas, pues!!