domingo, 5 de diciembre de 2010

Sesión del sábado noche: "Onirim" y "Agricola"

Anoche, tras una larga tarde de estudio (casi) ininterrumpido de la Robopilingui, decidimos echar un par de partidillas y darle una oportunidad a un par de juegos que la primera vez que jugué me dejaron un sabor agridulce, por diversos motivos. No nos dio tiempo de mucho, así que helos aquí:

1) Agrícola: la primera vez que lo probé me dejó un poco plufff, por dos cosas. En primer lugar, me explicaron las reglas regular (o bien yo no presté la atención suficiente, seamos sinceros) y no sabía que había que tener DE TODO en tu granja para poder puntuar y no recibir además puntos negativos (porque te falte algo, vacas, parcelas sin usar, etc). En segundo lugar, era de los casi primeros juegos que probaba, junto con mi novia, y aún no había desarrollado suficiente criterio ni capacidad para aprehender unas reglas nuevas sobre la marcha (por eso entiendo aún a día de hoy que a la gente a la que a veces queremos ciegamente "evangelizar" en nuestra afición le cueste tanto entender unas reglas que a nosotros nos parecen sencillas, de tanto haber leído y aprehendido), además de que recientemente habíamos jugado por primera vez un "Caylus", que era el principal ejemplo que yo había visto de la mecánica de colocación de trabajadores. Por tanto, no me pareció tan original como decían, y es que habíamos oído hablar tanto de él que esperábamos la repera de juego. En fin, anoche pudimos probarlo por primera vez con las reglas bien claras y con algo más de criterio jueguil (después de unos meses de probar multitud de juegos y ver algo más lo que hay en el mercado), y terminó gustándonos bastante. Yo, como siempre tengo que sacarle punta a los juegos, me quejé casi en un susurro de que se me había hecho muy corto, pero esto no creo que sea un defecto necesariamente. Es sólo que lo jugamos a dos y la toma de decisiones, aunque aparentemente lenta, se hizo poco tediosa y las rondas fluían bastante rápido. La otra vez lo probamos a cinco (creo recordar) y por eso duró mucho más y se nos hizo más denso. Ciertamente, a mí me gustan cada vez más los juegos densos y que te introducen en una aventura larga y emocionante (como por ejemplo el "Through the Ages"), que te dan una sana e intensa sensación de juego y de competición. Y creo que este es uno de ellos, sólo que se alcanza esa sensación con más jugadores (además de que así los jugadores se pisan las acciones a realizar en la ronda, con el cabreo y la impotencia que ello conlleva). Gran juego, con mucha rejugabilidad con el que espero disfrutar con diferentes personas, jugonas o no. Por cierto, que este jueguito aproveché para comprármelo cuando vendí mogollón de mis juegos a una conocida tienda de juegos de segunda mano (con objeto de aligerar mi colección ahora que me traslado a vivir a mi tierra natal, en el próximo Enero) y usé su valor en descuento para comprar otros varios (que ocupan menos y seguro que hacen disfrutar más). Es decir, que no gasté dinero en él (no directamente, al menos), y ese reciclaje a la Soylent Green me encantó...

2) Onirim: aunque lo jugué con Chemo el otro día, aproveché anoche para volverlo a probar con la Robopilingui, a ver si le descubríamos la gracia al juego de marras. Y aunque me esforcé un poco más por meterme en la historia y bromear más burramente al respecto del tema, no hubo manera. El juego es absurdo y aburrido. Ni con música psicodélica setentera conseguí que diera la más mínima sensación de juego posible. Eso sí, aunque el juego es cooperativo, decidí aplicar (¡por primera vez!) una homerule y convertirlo en competitivo, con lo que, cuando yo sabía que ella tenía en el recurso compartido una que le interesaba, antes de que pudiera cogerla

la cogía yo (intercambiándola con una de mi mano) para descartarla después y fastidiarla. Pero ni con puteo mejoró el juego, de modo que espero venderlo o regalarlo a alguien que empieza o algo así... porque pa mí es caquita de la buena. Y eso es todo lo que dio de sí el apartado lúdico del saturday night. Hubo más apartados esa noche, de otra índole, pero como decía Michael Ende en "La Historia Interminable", serán contados en otra ocasión...

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