Últimas partidas con la robopilingui

Al grito de guerra de la robopilingui de “me encantan los juegos… pero hoy vamos a hacer otra cosa”, y haciendo caso omiso de esta sugerencia, el otro día saqué un par de jueguillos con los que perder de nuevo el tiempo a la sombra:

1) Gipf (reglas avanzadas): el juego gana un poco (aunque no demasiado, porque de por sí ya es bueno) con las piezas gipf (que tan sólo son dos piezas del mismo color una encima de la otra). La única diferencia introducidas en las reglas con la nueva disposición de las piezas es que cuando se completa una línea de un mínimo de 4 fichas del mismo color, si entre ellas se encuentra una ficha gipf (tuya o del contrario), el que ha provocado la creación de dicha línea decide si se retiran las fichas gipf contenidas en la misma o no. Esto genera una nueva condición de victoria que consiste en que pierde el que se quede sin fichas gipf en el tablero (además de la condición de victoria original que es tener todas las fichas o en el tablero o secuestradas por el otro jugador y no tener por consiguiente ficha que colocar cuando te llega el turno). Sigue pareciéndome un excelente juego, rápido de explicar, de fabricar y de montar. Gusta a todo el mundo (si no huyen de los abstractos, claro), y se presta a jugar varias partidas. Lo seguiremos jugando, porque creo que, al igual que los demás juegos de la serie, tiene bastante más estrategia de lo que yo veo y eso sólo se descubre jugándolo más.

2) Pandemic: echamos por fin una segunda partida a este juego (tan sobrevalorado por lo que compruebo) pues quería comprobar si la extrema

sencillez que aprecié en la primera partida fue subjetiva o es que el juego es sencillo por naturaleza. No es que sea fácil de ganar (de hecho, en esta partida fenecimos, por un solo turno por cierto), sino que sus mecánicas son tan sencillas y tontunas que no alcanzo a ver el juego en él. No es que no me guste, sino que creo que prefiero un poco más de reto y de complicación (y eso que jugamos cogiendo cada uno dos roles, para dar más vidilla a la cosa). Para confirmar mi idea sobre el asunto, la robopilingui también me manifestó que le había parecido igualmente demasiado simple. Puede que le dé otra oportunidad, pero sin duda no me lo compraré (lo tengo en P&P).

Después rellenamos algo más de tiempo jugando dos partidillas al Hive, juego que me sigue encantando (aunque a ella cada vez menos, por

lo que creo desgraciadamente que con ella no lo repetiré mucho y tendré que buscar contrincantes en otros lares). Al día siguiente estrené mi copia P&P de 7 Wonders y constaté que visualmente no se resentía tanto como me había imaginado mientras lo fabricaba. A fin de cuentas, me gusta más que ocupe poco espacio si incluso los tableros están hechos con cartas, que tenerlo en caja grande y que ocupe una barbaridad. Buen juego que se deja repetir de vez en cuando.

Ahora jugamos menos por hallarnos inmersos en otros asuntos personales pero igual de aventureros, de modo que a ver lo que tenemos en suerte echarnos a la boca...