lunes, 24 de enero de 2011

Partidas de las pasadas fiestas con la familia

Con un poco de retraso, comento lo que conseguí jugar en navidades (que, a pesar de mi habitual pesimismo previo, fue bastante abundante para mi sorpresa). Como siempre ocurre cuando bajo a Córdoba, me llevé a finales de año un bolsón con unos cuantos jueguillos susceptibles de ver la luz debido a su idoneidad para ser disfrutados por la gente con la que suelo jugar allí (que cada vez es más). La mayoría de las veces termino subiéndome la mayoría de juegos sin haberlos conseguido abrir, pero esta vez fue diferente:


NOCHEVIEJA:

1) Hive: como la tarde fue larga, excesivamente alimenticia y con multitud de gente pululando, pude enganchar a más de uno para jugar, y uno de ellos fue mi cuñado, con el que jugué a esto. Había comprado el día de antes en la Dracotienda la Edición Carbón, y no veía el momento de estrenarla. Esta edición trae dos piezas ya estrenadas por ahí: el Mosquito (que toma el rol de cualquiera de las piezas que esté tocando para su siguiente movimiento, con la excepción del escarabajo, pues se mantiene como tal si sube encima de alguna pieza y hasta que vuelve a bajar al nivel de las otras), y la Mariquita (que, si he entendido bien leyendo torpemente el reglamento con mi pobre inglés, sólo puede ejecutar el movimiento de subir a una pieza adyacente, después dar dos pasos sobre las piezas que tenga debajo, y terminar su movimiento bajando al nivel del resto de piezas de nuevo). Además, el color de las piezas es: fondo blanco con grabado en negro, y viceversa, lo cual lo hace bastante elegante para mi gusto (aunque yo suelo ser minimalista para los ornamentos y quizá por eso me guste la sobriedad de este acabado). En cuanto al juego, excelente (aún, tras bastantes partidas), y respecto de la partida que nos ocupa, pues, como siempre pasa con estos minijuegos sesudos (relativamente, claro), conseguí echar dos partidas, una que ganó mi cuñado y otra que gané yo, tras lo cual él no quiso jugar más (para no perder más, vaya). Conseguí jugarlo una tercera vez con otra cuñada, esa tarde, con similares resultados (en cuanto perdió una vez no quiso seguir jugando más). Esto podría llevar a una manida reflexión acerca de por qué siempre los no-jugones sólo están dispuestos a jugar si tienen más o menos claro que van a ganar (porque si no se le quitan las ganas), pero para qué menear el tema otra vez...

2) Gipf: al grito de guerra de "es como unas damas, pero mejor" que profirió mi novia, saqué mi P&P de este jueguito y conseguí echar dos partidas seguidas con la misma cuñada. Igualmente, tras ganar la primera (y recochinearse a más no poder -a fin de cuentas, sólo tiene 21 años-), gané yo la siguiente y ya no quiso jugar más. Yo hubiera seguido, pero el vino iba y venía, así que la tarde fue lúdica, sí, pero de manera discontínua.

3) Terra Nova: justo antes de las campanadas (tuvimos que interrumpir la partida para tragar como locos las uvas) pude sacar este juego de jugones (o al menos, un juego demasiado sesudo para sacar con personas inexpertas), que gustó mucho a esta cuñada y a otro cuñado diferente del anterior (de mente ingenieril, al que sí gustó bastante este tipo de mecánicas. Creo que con este chaval sí podré echar unas buenas partidas con el grado de compromiso que yo disfruto en las mismas (quiero decir que no me satisface del todo jugar a algo tan sólo esperando a que lleguen las uvas y por no tener nada mejor que hacer, jeje). El juego, excelente, siempre fresco y generando nuevas opciones y estrategias que llevar a cabo. Muy rejugable, por ello.

Después de las uvas, cada uno se fue a celebrarlo a su manera...


AÑO NUEVO:

Más allá de Tebas: tras la resaca, la hipersomnia y demás lindezas, esa noche tuvimos un momento de respiro para echar una partida a tres a este juego algo caótico aunque muy divertido. Jugamos mi novia (la robopilingui), mi cuñada de 21 años y yo. Esta tercera partida fue un poco diferente, no sé si porque estábamos algo cansados y saturados de tanto ajetreo o porque el juego para mí se quema lenta pero inexorablemente. Espero que sea lo primero, porque sigue funcionando muy bien y promete bastantes más partidas de entretenimiento asegurado. Lo que ocurre es que estábamos un poco decaídos, y muchos juegos como este necesitan la ayuda de los jugadores para convertirlo en una experiencia de juego más emotiva. El azar que posee, el caos que parece a primera vista tener, hay que enfocarlo bien y sacarle partido en el sentido que merece: riéndote de ello. Lo que sí me pareció objetivo esta vez fue la extrema sencillez de sus mecánicas, hasta el punto de que me dio la impresión de ser demasiado fácil (el jugarlo, no el ganarlo, pues perdí). No sé si me explico, pero me pareció un juego más simple que en las anteriores partidas, y llegué a la conclusión de que como juego quizá no satisficiera lo suficiente a los más exigentes si no te ríes con él lo como está mandado.


EN LA RESACA DE NOCHEVIEJA:
El día 2 nos pasamos por casa de un amiguete hiper-jugón, que procede del rol y las Magic pero que ha jugado poco a eurogames, y me llevé tres juegos (de lo mejorcito que creo poseer por el momento) que sabía que iban a gustar:

1) Director de Fábrica: primero saqué este entretenido juego de subastas y de creación de tu propia empresa, el más duro de los tres (por eso lo enseñé el primero). Aquí se trata de hacer crecer tu pequeña empresa adquiriendo losetas de maquinaria y de robots, optimizando los recursos, el gasto de electricidad y los empleados que posees. La parte de subasta es el corazón del juego y en ella primero se van habilitando, en orden de turno, las diferentes losetas disponibles en el mercado. Después se van subastando, y los afortunados empresarios colocan sus nuevas máquinas, robots, ordenadores, etc, en los respectivos sitios de su tablero de fábrica y reorganizan sus marcadores de producción, almacenaje y gasto con el objetivo de crecer en ellos y cobrar al final de la ronda en función de los mismos, habiendo descontado primero la factura de la luz. Este tipo de juegos económicos me gustan bastante aunque luego a la hora de la verdad gane muy pocas veces. Cada vez más creo que me van conquistando las mecánicas de subastas debido a la intensa interactividad que generan entre los jugadores, que evita el ir en solitario por la partida, sin interesarte apenas por lo que hacen los demás (como pasa en muchos otros juegos). Es un excelente juego al que sin embargo termino dando bastante tiempo entre partida y partida (supongo que por los estrenos de rigor).

2) Ghost Stories: esta Joya de la Corona es un juego que siempre reservo para grandes ocasiones porque suele gustar mucho, es divertidísimo y sorprende a la gente que desconoce su existencia. Y es curioso que su autor se esté ahora haciendo de oro con ese filler que acaba de sacar llamado 7 Wonders que, aunque me gusta, me toca la moral que le esté dando fama y notoriedad cuando ya sólo por el diseño del que nos ocupa ha merecido mi respeto y apreciación desde que lo descubrí. Antes lo conocía muy poca gente y ahora todo el mundo. Pero qué le vamos a hacer, serán cosas del márketing... El juego, por supuesto, es una pasada, y funciona perfectamente a todo número de jugadores (incluso en solitario, aunque yo espero no tener que comprobarlo nunca, la verdad). El tablero es un pueblo de la antigua China que está siendo visitado por los secuaces del maldito Wu Feng, que lucha por volver a la Tierra y sembrar el mal y la destrucción por toda su superficie. El pueblo está formado por 9 losetas cada una de ellas habitada por un pueblerino concreto que puede echar una mano a los monjes protagonistas de la historia dotándoles de una serie de habilidades especiales. A lo largo de la partida van saliendo cartas aleatorias de fantasmas que van ocupando zonas del tablero y que producen efectos tanto inmediatos como diferidos y además tardíos, y que hay que destruir antes de que encanten el tablero hasta el extremo de permitir la entrada de la encarnación antes citada. Si se logra evitar el encantamiento del pueblo y se logra mandar al infierno al Monstruo de la Ultima Pantalla Wu Feng se gana la partida. En cualquier otro caso, se fenece vilmente... Gran juego, quizá algo caótico debido a los dados que encanta a cualquiera que le gusten los juegos.

3) Agrícola: qué decir de este que no haya sido analizado hasta la saciedad. Sólo que quizá fue un error sacarlo porque ahora mi amiguete sólo querrá jugar a este cuando me pase por su casa...


REYES:
Como nos quedamos unos días más en casa de mis santos suegros, decidí intentar sacar algún otro juego más que pudiera ser disfrutado por humanos de una cierta edad no muy acostumbrados a aprender cosas nuevas (tarea harto difícil, como todo el mundo sabe), y creo que acerté con los siguientes:

1) Dice Town: a este no me canso de jugar cuando se lo enseño a la familia o a amiguetes/parejas no-jugones. Como se trata de construir una combinación de dados en semi-secreto, se presta mucho a la interacción; y no digamos ya con los robos de cartas y de pepitas que se producen a lo largo de la partida. Un juego muy recomendable y divertido, que no se quema rápidamente ni nada de eso.

2) No, Gracias: antes me parecía un juego tontuno y ahora me encanta enseñarlo igualmente, por lo rápido de explicar que es, lo sencillo de su mecánica y lo divertido que puede llegar a ser, jugado con la gente adecuada. Y lo bueno es que, quizá por su aleatoriedad, todo el mundo tiene la oportunidad de ganar una vez (esto no sé si es malo o bueno, pero comprobado que con la familia sí es positivo).

3) Kuhhandel: este ha sido el éxito más sembrado de estas fiestas, pues conseguimos enrolar en la partida a una cuñada nuestra especialmente caracterizada por la competitividad en el trabajo y por su visión de mercado tan realista pero que no había jugado a casi nada nunca similar a esto. Me gustaría mucho probar un Director de Fábrica con ella y verla disfrutar, pero creo que esta introducción a los juegos de mesa interactivos fue muy apropiada, pues ahora nos llama de vez en cuando preguntando que cuando vamos a repetir algo así. También jugaron mi suegra, mi novia y yo mismo, de modo que fue un juego muy integrador y divertido.

Y eso fue todo lo que abarcamos en las pasadas fiestas. Yo creía que no habría oportunidad de sacar casi nada (pues la gente estaría más propensa a beber, comer, cantar y demás) pero la sorpresa fue no sólo echar algunas partidillas, sino percibir que muchos de los engañados se quedaban con ganas de más. Y meter en la adicción a la gente que te rodea siempre ha sido motivo de esperanza...

Por cierto, fotos de estos encuentros a la sombra no pongo porque, evidentemente, habría sido muy controvertido sacra la cámara de fotos con estos comensales. Toda la magia de lo bonito y adictivo de los juegos se habría esfumado, sustituido por la desconfianza y la amenaza del frikismo...

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