Como consecuencia quizá de estar en la recta final de las vacaciones (y de otros motivos nocturnos menos honorables) este pasado fin de semana disfruté de los comienzos de una jugosa faringitis en la cual todavía me hallo y que motivó el no poder reunirme con mis compañeros de vicio a la sombra.
Sin embargo, lo que parecía iba a ser un entorno de Halloween marcado por el dolor y la afonía incipiente se tornó ligeramente en un entretenimiento merecido en cuanto a la tarde del sábado se refiere, en la que me reuní con mi cuñado y su hermana la robopilingui en el domicilio de aquél. Allí jugamos a:
1) Hive:
Definitivamente, EL JUEGO. Mira que yo pensaba que los abstractos no me iban a enganchar nunca. Mi idea inicial se truncó al probar el Yinsh, posteriormente el Gipf, y finalmente esta obra magna de los fillers sesudos. Creo que es a día de hoy el juego al que más partidas he echado, sin duda (unas 50, que en realidad no son tantas, viendo lo que dura una), y el que más me apetece repetir (para probar cosas nuevas, buscar nuevos contrincantes que supongan un verdadero reto, etc). Es, además, uno de los juegos que me ha dado las partidas más tensas que he tenido (en su nivel, claro). Una buena partida a Hive, competitiva a más no poder, puede durar perfectamente una hora; eso sí, pensando cada movimiento pausada y retorcidamente, intentando no sólo ser táctico sino encaminar una estrategia hacia un fin concreto (con lo difícil que es eso en un juego tan táctico). Mi cuñado se obsesionó en intentar ganarme, pero como era su primera vez, no lo consiguió ni tras 7 partidas seguidas (rápidas, eso sí). Un juego tan rejugable y sesudo como este puede satisfacer las necesidades lúdicas de nuestro cerebelo durante mucho tiempo, y ocupar su puesto en la estantería con honrosa presencia vitalicia. Completamente recomendable. El rellena-huecos ideal (al menos para dos).
2) Galactic Emperor:
El plato fuerte del día. Un juego al que le tenía muchas ganas desde que leí por ahí que daba sensaciones parecidas (aunque salvando mucho la distancia) a TI3 pero que duraba unas dos horas (en lugar de 8-10). Lo fabriqué hace tiempo gracias a un rediseño de Punisher que pulula por la BSK, que aunque me había quedado bien no había podido sacar hasta ahora, entre otras cosas, porque me faltaban las naves de los jugadores y eso no sabía como sustituirlo (no tengo, desgraciadamente, el TI3, y el juego necesita tres tipos de nave en 6 colores). Al final, queriendo estrenarlo, decidí hacer las naves por la cuenta de la vieja y las fabriqué con fichas de los chinos en los colores de los jugadores, en las cuales pinté un 1 para los cazas, un 2 para los cruceros y un 3 para los acorazados (sí, cutre a más no poder, pero completamente operativo y funcional para lo que yo quería).
Game in progress
La tarde anterior leí varias reseñas y aclaraciones de reglas por ahí y me acojoné un poco cuando leí algunos comentarios acerca de su limitada jugabilidad (vamos, que era un truño para algunos). También me había enterado tarde de que era prácticamente un Puerto Rico en el espacio... Eso me hizo fruncir un poco la ceja, pero tras leerme las reglas concluí que la cosa, no obstante, podría funcionar.
El juego va, efectivamente, de elegir en turno uno de los siete roles disponibles, ejecutar su acción, beneficiarse de la ventaja que concede el rol al que lo ha elegido, y posteriormente realizar esa acción el resto de jugadores. La idea, por tanto, es sacar tú el máximo beneficio y el resto lo menos posible, aunque a veces no puedes evitar que los demás saquen tajada si de verdad te hace falta hacer esa cosa en concreto y no quieres que se beneficie del privilegio otro.
Las marcadas diferencias con Puerto Rico no sólo se refieren a la ambientación y al tema sino además a los roles disponibles, porque comprobamos curiosamente cómo el juego se centra menos en lo económico y (al menos nos pasó a nosotros) da pie a las peleas, a las luchas por los planetas disponibles, a la política (¡ah, mis amadas alianzas y mis intentos de liar al prójimo en mi único beneficio! ¿qué serían los juegos sin estas actitudes viles y saladas?), y en fin a la interacción más abyecta y continua. Y, como siempre suele pasar en estos casos, mientras unos nos dedicábamos a pegarnos hostias por planetas de segunda, la robopilingui la lió parda creciendo y expandiéndose tranquilamente sin que nadie se metiera con ella...
Para mí es un emocionante 4X de iniciación, y como no he jugado apenas a juegos de este tipo me ha gustado. Primero creces, luego alcanzas los límites territoriales de los jugadores adyacentes y empiezan las tortas (intentando en la medida de lo posible salir más beneficiado de ellas de lo que estabas antes de inciarlas, lo cual no siempre, por no decir nunca, conseguíamos). El sistema de batalla es curioso para mí y usa dados (primero tiran los acorazados, luego las bases planetarias o los dominios, después los cruceros y finalmente los cazas; cada uno se elimina las unidades correspondientes y se vuelve a empezar el ciclo, hasta que sólo queden elementos de un jugador en un planeta, que será el que lo reclame como conclusión).
La partida duró bastante y cometimos varios errores de reglas, pero sirvió para mostrarnos las posibilidades que el juego tenía. Un juego recomendable, con una cantidad de toma de decisiones aceptable, emocionante, con batalla, gestión de recursos y politiqueo. Y bastante rejugable, creo yo. Habrá que darle más leña al mono, que en esta partida fuimos sólo 3 y se supone que así pierde un poco.
Por otra parte, una de las noches del puente le dimos a otro juego de los que estoy testeando actualmente:
3) Wiraqocha:
Tras probarlo el otro día, decidimos darle otra oportunidad, porque no puede se que el juego sea tan simple como nos pareció si todo el mundo habla tan bien de él en BGG (no es que no pueda ser, sino que pensamos que quizá no hemos visto aún qué es lo que puede aportar el juego tras varias partidas de aprendizaje... ¿o es obstinación e impotencia tras haber pagado 45 napos por un juego así?). En esa segunda noche de prueba completamos las 5 partidas de rigor (las que comentan en BGG que el juego necesita para superar su curva de aprendizaje), y llegamos a la conclusión de que, efectivamente, el juego mejora bastante con las partidas, pero desgraciadamente sigue siendo demasiado rápido para mi gusto (las partidas duran escasamente 30 minutos, lo cual me enerva, arghhhhh, aunque seguro que muchos jugones pueden verlo como una virtud). Sin embargo, en estas partidas vimos las cosas sin sentido que habíamos hecho, y entendimos varias mecánicas que al principio sólo usábamos a ciegas sin saber qué estábamos provocando con esos movimientos.
El juego no está mal: tiras dados, ejecutas las acciones que puedes con ellos, compras cartas de tecnología que te permiten mejorar futuras tiradas o hacer acciones exclusivas, gestionas recursos, etc. Lo malo es que sigue siendo tan solo ENTRETENIDO. No es que esto sea malo necesariamente, sino que aún no sé si es suficiente para quedármelo o no. Y eso que tiene puteo del bueno (y quizá con más gente genera las temidas alianzas contra el que va en cabeza...).
4) Porto Carthago:
Desde que me arriesgué con el Peloponnes y me gustó tanto (tuve suerte, la verdad) me fijé en este autor y en cuanto me fue posible adquirí también este su segundo juego de tablero (sobretodo después de que Bicho tradujera tan amablemente las reglas).
El juego es un euro al uso, para mi gusto menos temático que el anterior de su autor, que fundamentalmente usa colocación de trabajadores y gestión de recursos para que los jugadores compitan por conseguir presencia en el Palacio, lo que da la victoria por mayorías al final de 5 rondas de juego.
El tablero
Tiene cosas curiosas, como que los jugadores cobran al principio tanto dinero como peones tengan en la reserva (trabajadores que no ha usado en la ronda anterior, se entiende), y además el jugador inicial es el que tenga más de estos peones sin usar en su reserva. Después, la colocación de trabajadores también es peculiar porque no ocupan sitio (y por tanto, no le quitan la posibilidad a otro jugador de ejecutar esa acción), de modo que más que colocación de trabajadores, la mecánica en realidad es gestión de los trabajadores que quieras gastar. La gestión, pues, pasa por preparar las mercancias (comprándolas en el mercado) y embarcarlas en los barcos que irán llegando ronda tras ronda, lo cual genera dinero y puntos de comercio (necesarios estos para entrar en el Palacio, que es el real objetivo del juego). Para ello, la gestión de los trabajadores implica que los usemos en las seis cartas de acción que se colocan al principio de la ronda, al azar, y que requieren un diferente número de trabajadores cada vez y que permiten (según dónde sean colocados) la realización de acciones extraordinarias si se desea.
El juego es de envergadura intermedia. Da para pensar bastante, si lo quieres, y no tiene mucho azar (aunque la gente en BGG se queja de que hay demasiado azar en la llegada de los barcos, que van saliendo de un mazo y que hacen que sepas los que van a llegar en la siguiente ronda). Es fácil de entender y las partidas duran aproximadamente hora y poco (aunque nosotros lo jugamos a 3, y rapidito, por lo que quizá a 5, con AP de por medio, dure bastante más).
Partida a medias
Un juego recomendable, que merece al menos dos o tres partidas para entenderlo bien (creo que tiene un poco de curva de aprendizaje, porque al principio íbamos perdidos sin saber cómo prepararnos la jugada para cuando vinieran los barcos de la próxima ronda, por ejemplo). La única pega, el precio. Ah, sí, y que los chinos que lo fabricaron enviaron a Bernd los peones llenos de mugre (sí, sí, mugre de la buena, que tuve que meterlos en una palangana con lavavajillas y todo). No obstante, mereció la pena.
Y ese fue mi finde halloweenense, con la garganta hecha cisco...
Concuerdo con lo de Hive. Me encanta y me enamoró desde que lo conocí. Los otros tres que propones... muy euros me parecen. Algo fríos en cuanto a la interacción o es cosa mía?
ResponderEliminarGrandes mini reseñas.
Gran fin de semana!!! Yo probé el Hive el mes pasado y la verdad es que me dio muy buenas sensaciones. Lo diferentes movimiento según el insecto, las diferentes tácticas para rodear a la reina enemiga...es un juego divertido y como tú dices, bastante sesudo.
ResponderEliminarEn cuanto al Galactic Emperor, en primer lugar dejame decirte que te quedó un P&P impresionante. Nunca había visto esas cartas de tecnología, la verdad es que te diría que tu tablero y componentes están mejores que los orginales (sin contar lo de las naves, claro). El juego en si me parece muy bueno y además te permite ganar de diversas maneras, no sólo son tortas y ya está. Yo echo de menos más tecnologías. Un saludo
Farko: el Porto Carthago quizá sí tenga poca interacción, pero el Galactic Emperor fijo que la tiene a saco, que yo me tiré media partida dando por culo a mi cuñao mientras mi novia se expandía casi sin oposición...
ResponderEliminarIsrael: gracias por los elogios; la verdad es que antes de comprar juegos, cuando aún vivía en la Comunidad Valenciana, tenía tanto tiempo libre que me dio por fabricar juegos (sobretodo descatalogados, o juegos con mucha dependencia del idioma que alguien había traducido, etc), de ahí la maña generada. Hoy en día sólo fabrico rarezas y cosas difíciles de conseguir comercialmente, sobretodo antiguas. Sin ir más lejos, el último que he fabricado es uno de 1980 diseñado tras la resaca de "Alien" y que es imposible de conseguir. Lo pienso estrenar en breve y colgaré la reseña en su momento. El Galactic Emperor, pepino; espero probarlo más veces a ver cómo funciona aprendiendo a jugar.