Visita a Jerez con la Robopilingui (I)

Después de más de un mes de pereza cibernética, y habiendo comentado con Gudix las bondades del conocimiento informático a la hora de resolver problemillas logísticos en las entradas (qué borrico se siente uno cuando habla con gente que puede ver Matrix), me dispongo a relatar brevemente las impresiones, recuerdos, análisis y comentarios surgidos a raíz de la satisfactoria y casi epifánica visita a ese remanso de buena gente y gratas intenciones que ha constituido las III Jornadas CMCM de Juegos de Mesa de Jerez.

La novedad en esta ocasión ha sido la presencia novedosa de la robopilingui, liberada (temporalmente) por fin, de la tortura maligna del sagrado sacramento de las Oposiciones, que el año pasado me condenó a vagar solo y sin rumbo por los encuentros a los que pude acudir. Espero que pueda acercarse a las reuniones de este año, pues en esta ocasión ha comprobado personalmente la cantidad de buenos momentos y amistades que se hacen en este tipo de eventos, y la compatibilidad que supone con otro tipo de actividades (como defendió Raul en el Core Worlds, mientras ella se pasaba por las tiendas de ropa del centro de Jerez, nosotros comprábamos robots, naves de guerra y mundos, confirmando esa teoría conciliadora).

Como suele pasarme últimamente, en esta ocasión tampoco probé muchos juegos nuevos porque 8 de las 14 partidas que echamos en esas 48 horas (aproximadamente) fueron a juegos que yo llevé y expliqué, pero aunque mi ansia de probar cosas nuevas no fue satisfecha al 100%, sí disfruté teniendo la oportunidad de sacar juegos que no puedo sacar mucho en casa. De hecho, la idea de estas Jornadas para mí, respecto de cosas a llevar, fue la de mostrar juegos raros y poco conocidos, y enseñar a mis amigos los que me habían resultado curiosos y simpáticos. Algunos de ellos, incluso, me los preparé para la ocasión con la esperanza de que fueran buenos, y afortunadamente pude estrenarlos en casa los días previos y constaté su idoneidad para la ocasión.

En definitiva, lo que jugué fue:

1) Uruk:

Este pequeño gran juego llevaba pillando polvo en la estantería desde hacía al menos año y medio. Me atraía mucho lo de que fuera un civilizaciones sencillo, de cartas. La primera partida me dejó un poco desinflado porque aplicamos una regla mal y el juego me pareció demasiado simple y sin apenas tensión. El viernes, en la Jornadas, lo jugamos por segunda vez y resolvimos alguna que otra duda gracias a bravucon, por lo que le vimos más sentido y jugabilidad. El sábado lo jugamos una tercera vez y ya terminó de engancharme (¡yo repitiendo un juego en tan poco lapso de tiempo, quién lo diría!). Ahora lo veo como un juego de una hora, bastante rejugable y decente, que cubre su nicho a medio camino entre el filler y el juego medio de estrategia, y que escala perfectamente a 3, 4 y 5 jugadores. Pueden incluso jugar más personas si se adiciona un segundo mazo de cartas, pero como el juego es tan difícil de conseguir y además hay mejores juegos a 5-6 jugadores, pues creo que no lo buscaré.

2) Eclipse:

Por fin nos llegó la hora de probar el juego del cual todo el mundo habla. Si los peces gordos de la BSK parecen estar tan de acuerdo (por una vez) en las bondades de este juego, algo de bueno tendrá (y la escalada en la BGG, aunque no haya que fiarse mucho de ella, es bastante sorprendente). Como buen amante incondicional de la temática espacial (que me obliga a adquirir compulsivamente cualquier desfachatez que se publique con tal tema, pegado o no), ya tenía mi copia en casa, leída y destroquelada, pero ilógico había dicho que se la llevaría y preferí que él (otro apasionado del frío vacío sideral) me explicara las reglas.

El tablero personal

Sin entrar en valoraciones acerca de si es o no un wargame, un 4X, o un euro disfrazado o qué (sobretodo teniendo en cuenta que no logramos terminar la partida debido al tiempo que empleamos) diré que el juego nos encantó a todos y que cumplió las expectativas. El problema fue que éramos 5 y que por alguna razón misteriosa que no logro dilucidar íbamos bastante lentos. Sin embargo, nos dio tiempo de ver las posibilidades, ver alguna batalla, aprendernos bien las reglas y más o menos vislumbrar el alcance de su jugabilidad. Ahora toca jugarlo en casa, sin mirar el reloj, con la panza llena y con la BSO de 2001 de fondo...

Como única nota personal que agregar diré que tengo poca experiencia con juegos de batalla espacial y que desafortunadamente no puedo compararlo con otros. Pero coincido preliminarmente con los comentarios leídos en BSK y BGG: el juego está muy bien, pero no creo que sea una bomba. No al menos como otros juegos de temática espacial que sí me han gustado mucho y que han sido sorprendentes por originales y temáticos, como el único 10 que tengo en mis valoraciones en BGG: High Frontier. No tienen nada que ver, por supuesto, pero no creo que este juego iguale o supere la sorpresa y las mecánicas tan tematizadas que el otro juego supusieron para mí. Eclipse será muy rejugable y muy grande, bastante interactivo y me imagino que con finales épicos, pero no estoy seguro de que sea el juego definitivo de temática espacial que muchos esperaban. Sin ir más lejos, parte de la escasa sorpresa para mí viene del hecho de que recientemente estrenamos el Galactic Emperor que, aunque completamente diferente, comparte con él similares sensaciones en los conflictos entre unidades, sólo que, por supuesto, aquél implementa esas batallas con muchas teconologías y variables a tener en cuenta. En consecuencia, para mis adentros, Eclipse es un Galactic Emperor hipermegavitaminado. Lo suficientemente diferente, por supuesto, pero por ello no tan sorprendente como esperaba.

Pero vamos, que candela le vamos a dar fijo en casa y seguramente cambie de opinión en breve (a ver si terminamos una partida y ya veo cómo realmente es).

3) Guillotine:

Eloy nos mostró este jueguillo sencillo y divertido que consiste en ir matando poco a poco a todos los miembros de diversos estamentos sociales del siglo XIX francés tales como el eclesiástico, el noble, etc. Se trata de un juego entretenido, de 20-25 minutos, desenfadado y rejugable. 

4) Infarkt:

Me pillé este juego en los saldos de Ludibay en el último pedido que hicimos en Córdoba, sin haber oído hablar antes de él. Tan sólo la foto del producto ya llamó poderosamente mi atención por razones obvias. Luego vi en la ficha de la BGG (pues la tenía), y constaté que había sido presentado en Essen 2011 y que ¡hasta tenía video de los de BGG!

Salvando esos iniciales prejuicios que nunca he tenido, me leí las reglas que había colgado Bicho en su momento y las devoré al igual que el susodicho video. Y constaté que yo HABÍA DE TENER ESTE JUEGO. Dos días antes de lo de Jerez, elqueaprende colgó una reseña la mar de apañada en la BSK, lo cual me sorprendió (por la simultaneidad); luego descubrí que, como yo, también buscó en los saldos como si buscara Joyas entre el Fango.

La robopilingui y yo en medio de arduas decisiones vitales

Es un juego polaco en el que el objetivo principal (pero no único, como veremos) es sobrevivir a los demás, y ser el único al que las fiestas, comilonas y avatares de la vida no han arrugado el esqueleto hasta obligarlo a reposar eternamente en el sueño de los justos. Para controlar nuestro estado de salud, los jugadores tienen un tablero individual en el que reflejan los valores actuales de diferentes parámetros o indicadores clínicos tales como: colesterol, presión sanguínea, peso, diabetes, depresión, cáncer, etc. Si alguno de esos valores llega al final de su track, el personaje (y el jugador) fenece y es eliminado de la partida. Para evitar esto (o para provocarlo) los jugadores pueden ingerir comida sana, ir al gimnasio, trabajar, etc, e incluso montar fiestas en las que invitar amablemente a los jugadores adyacentes para agasajarles lujuriosamente con apetitosos chocolates, enormes puros (de los de fumar) y grasientas comidas para nada bajas en calorías.

Suffo esperando ansioso a que sacara la muñeca hinchable de esa caja, la cual más que de tienda de juegos, parece procedente de otro tipo de establecimientos.

Lo estrenamos en casa el día de antes y después jugamos dos partidas en las Jornadas, y aunque yo al principio tenía mis dudas acerca de su rejugabilidad (salen unas cartas de eventos que hay que elegir y sufrir por orden de turno, y no son demasiadas) tras tres partidas hemos constatado que este party game (aunque más euro que muchos partys que pululan por ahí) creo que el juego tiene una larga vida (dependiendo de nuestro estilo de vida, claro) y que se puede jugar de vez en cuando sin problema.

El estado de mi salud cuando la diñé: sencillamente, me estalló el corazón

En Jerez creo que gustó a todos los que lo probamos, de modo que lo llevaré bajo el brazo a cada Jornada a la que vaya este año (viene genial para las noches).

5) Resident Evil:

Este juego se ha instaurado en mi ludoteca para quedarse y prácticamente ostenta el primer puesto en cuanto a rejugabilidad de todos los que tengo (el Hive tiene más partidas encima, otra obra magna, pero también dura bastante menos). Como ya he hablado bastante de él, sólo comentaré que creo que gustó a todos, a pesar del aparente caos que lo impregna (aunque como dice alucard, "el caos es bueno"). Pablo insistió en la idea de implementar home rules que intentaran evitar la descompensación del juego (es demasiado asimétrico en cuanto a habilidades de los personajes, al menos algunos de ellos); sugirió al respecto eliminar a los personajes, y es esa una idea que tenemos que probar en una de nuestras futuras partidas. La verdad es que yo ya quito del mazo de personajes los más tochos (en principio, Alfred Wesker, por cabronazo), pero no se me había ocurrido quitarlos todos. Lo probaremos. En cuanto a la partida de Jerez, curiosamente, y tras 12 partidas a la espalda, quedé el último de cuatro, pero muy muy atrás, aunque me lo pasé en grande. Creo sinceramente que el juego tiene su mayor baza en el divertimento más que en la estrategia pura y dura, aunque esta partida volvió a demostrarnos que, a diferencia de Dominion, el RE te obliga mucho más a optimizar el mazo. Y si no compras las cartas buenas se esfuman rápido y entonces quedas perdido, sin armas ni munición suficientes.

Al poco de empezar ya quedaba esta miseria por comprar

Pablo y Suffo luchando contra el Caos

6) Village:

Este juego nos lo enseñó ilógico, y aunque yo lo había visto en alguna que otra tienda, desconocía completamente tema y mecánicas. Se trata de un euro al uso, con algunas cosas nuevas. En él, cada jugador representa a una "familia" que desarrolla sus actividades en el pueblo con objeto de gestionar variados caminos que lleven a producir puntos de prestigio. Entre esos caminos destaca la carrera eclesiástica, la carrera administrativa, el viaje a tierras extranjeras en busca de fortuna o por ejemplo la entrega de productos en el mercado. La mecánica principal es una pseudocolocación de trabajadores según la cual, los miembros de nuestra familia que enviamos pueden estar un determinado tiempo sirviendo en ese sitio hasta que, inevitablemente, se mueren (sí, se mueren, jeje). Pero aunque parezca una pena perder monigotes por este camino de la perdición, pueden llegar a dar puntos de prestigio si se mueren en el momento adecuado...

Los números que tienen los meeples determinan el orden el el que irán muriendo, así que hay que tener buena mano a la hora de enviar cuál de ellos a cuál sitio, vaya a ser que se muera antes de tiempo...

Se trata de un juego agradable de jugar, de nivel medio-alto, bastante exigente y divertido. Completamente recomendable. ¡Si me gustó a mí, que cada vez huyo más de los euros puros será que es bueno!


Y por ahora eso es todo, que ya me he cansado de escribir. Por cierto, que al ir por la mitad, la robopilingui ha recibido la noticia de que aprobaba sus oposiciones y he tenido que parar para bailar y cantar, dar y recibir abrazos, calmar lloros y hacer miles de llamadas. ¡Debe haber sido el buen karma respirado en Jerez, que ha dado sus frutos!