martes, 1 de mayo de 2012

Robopilingui en Zona Lúdica 2012: lo gana todo (viernes)

Bueno, casi todo. Mientras jugábamos no nos dábamos cuenta del detalle, pero a medida que pasaban las horas iba quedando cruel constancia de las pocas oportunidades teníamos aquellos que nos encontrábamos en su camino, sobretodo si se trataba de juegos de gestión. Menos mal que el caos, el azar y demás bondades del mundo de los juegos venían en nuestra ayuda de vez en cuando para potenciar nuestra CAZA mientras ella se dedicaba a PREPARAR EL NIDO tan eficiente y dolorosamente.

Geniales Jornadas. Excelente organización. Buena comida. Inmejorable compañía. Grandes juegos. Este podría ser el resumen de estas 72 horas de retiro espiritualúdico que hemos sufrido en Mollina mientras decenas de miles de personas se emborrachaban tan rícamente en esas cruces de Mayo cordobesas, tan lejanas estos días.

He aquí el resumen de las impresiones, juegos y mecánicas que hemos vivido:


1) Pax:
Casi nada más llegar, un muy amable Gurney nos dio la metafórica bienvenida enseñándonos dos jueguillos, uno de ellos este. Se trata de uno de los últimos juegos de Bernd Eisenstein (el creador de esa obra de arte llamada Peloponnes), un filler bastante curioso ambientado, como no, en la época de la dominación romana. En él, hasta un máximo de cuatro jugadores compiten por reunir el máximo de iconos de facción en las cartas que van bajando a mesa, lo que les permite ganar puntos de victoria y superar en facciones a Roma (pues si ella obtiene cuatro o más mayorías en facciones, gana). Si se diera la circunstancia de que Roma gana la partida, en realidad lo hace el jugador que más cartas de conspiración haya bajado a mesa, por lo que el juego tiene cierto componente estratégico divertido en ese sentido. La mecánica es bastante curiosa, y aunque recuerda a alguna que otra manera de robar cartas que he visto por ahí, resulta lo suficientemente original como para hacerla diferente: en su turno, un jugador saca tres cartas del mazo de robo, pero de una en una y decidiendo cada vez si se la queda en mano, si la pone en el fondo del mazo o si la coloca en una de las filas de la mesa, donde se van colocando cartas turno a turno. Tras robar cartas, el jugador puede bajar cartas a  mesa (pagando por ellas) o comprar una fila de las cartas que se han formado (pagando también un precio). Después, el jugador cobra tantas monedas como la fila mas larga que tenga bajada frente a sí, más los posibles modificadores. Al finalizar la ronda, Roma se lleva la fila más cara de las dispuestas en el centro de la mesa, y de ahí su competición automática con los jugadores.


La verdad es que para ser un filler me ha gustado (a pesar de mi quemazón con los mismos, pues ya me cansan) y dispone de una mecánica bastante curiosa que anima a seguir investigándolo. Por el momento no lo compraré, pero si me lo regalan no niego que lo jugaría un par de veces más (o tres).



2) Parade
Otro fillercillo, de nuevo de manos de Gurney, aunque este no me gustó tanto. Recordaba un poco a Guillotine, porque había que gestionar una mano de cartas y jugar una en tu turno, y eso podía implicar cambios en una fila única de cartas situadas en el centro de la mesa, pudiéndote llevar algunas a tu zona como puntos negativos (a diferencia de éste). Un juego entretenido sin grandes pretensiones.




Como me estaba cansando de fillers y no venía la gente que me esperaba ver, me decidí a sacar este juego (aunque quiero que me enseñen juegos nuevos, ante todo, siempre llevo unos cuantos para los momentos en que no coincide que nos expliquen cosas). Lo jugamos Suffo y su mujer, Danielle y Pablo, y la robopilingui-yo (para poder probarlo todos, jugamos en pareja, cosa que no quiero volver a repetir). El juego tiene ideas buenas, pues existen en un sistema planetario muy lejano una serie de criaturas del averno (5 en concreto) que establecen entre ellas una serie de relaciones que determinan la manera de interactuar entre ellas a lo largo de la partida. Para representar eso, se disponen unas cartas de relación en columna y se distribuyen a ambos lados cartas sacadas al azar del mazo de criaturas, de tal modo que se determinan varias parejas relacionadas por amor, odio, relaciones comerciales, etc.

Después, el juego consiste en establecer mayorías en los planetas del sistema representado en el tablero, realizando los jugadores acciones que coinciden con las relaciones establecidas en la especie. De este modo, por ejemplo, si una especie odia a otra, si alguien ejecuta esa acción, la criatura situada a la izquierda de la relación mata a todas las criaturas de la derecha, de un color en concreto y de un planeta en el que estén ambas al mismo tiempo. Por el contrario, si una criatura tiene relación de amor con otra y alguien realiza la acción "amor", en un planeta en el que estén los dos el jugador en turno podrá generar una criatura nueva que será igual que una de las dos de la relación en cuestión y que modificará la mayoría en el planeta en el que nazca. De este modo, realizando las distintas acciones, los jugadores van cambiando las dominancias hasta que se realizan los recuentos de mayorías (tres veces en el juego).


Se trata de un juego sencillo de reglas, muy comprensible, pero que tiene un pequeño problema que tenemos que investigar cuando juguemos una próxima partida: hay tantos colores en juego (en el tablero, en las fichas, etc) que intentar deducir la acción correcta en función de nuestros intereses puede ser un ejercicio un poco farragoso. Nos deteníamos mucho tiempo en el momento de decidir la acción todos, simultáneamente, por este y otros motivos, por lo que el juego se hizo un poco pesado y en el que la estrategia a seguir no estaba muy clara. Por ahí se han quejado de que era un poco caótico. Esto no lo vimos en exceso nosotros. Pero sí el A/P que lo caracteriza, y la dificultad visual que tiene. Quizá parte del motivo fuera que lo jugamos cinco personas y estaba el tablero bastante lleno y apretado. Habrá que repetirlo a menos jugadores, a ver si los cálculos menguan igualmente.



Para terminar la velada, y como nos parecía aún temprano, Pablo propuso este filler y lo probamos. Tiene unas reglas muy sencillas y comprensibles, pero unas posibilidades estratégicas y tácticas ilimitadas. Suelen ser este tipo de juegos los que me gustan más. Lo que pasa es que ahora estoy en una fase de juegos tochos y a ser posible de guerra (o al menos con algún tipo de interacción en sus mecánicas), y estos jueguillos, por muy geniales que sean, no me impresionan.

En él, los pingüinos distribuidos por los jugadores al comienzo, pueden moverse en una de las direcciones del hexágono en el que se hayan hasta donde quieran, llevándose el jugador de premio la loseta de donde partió. Las losetas tienen de uno a tres peces (que son los puntos de victoria), de modo que la cosa va de quedarse con el máximo número de losetas antes de que el pingüino se pierda (pues se saca del tablero cuando queda aislado en una loseta de la cual no puede saltar a ninguna otra).



Es un juego diseñado para lo que hicimos: terminar una sesión jugona con él. Divertido y estratégico. Por cierto que recuerda un poco a Terra Nova (aunque sólo sea por el movimiento de los pingüinos).


Y eso fue lo poco que hicimos el viernes, aparte de saludar a amigos y nuevos conocidos, como es habitual en este tipo de eventos. Mañana más.

9 comentarios:

  1. Eeeeeh! el Parade no me lo mentes que yo es de lo mejorcito que probé el año pasado, ademas con buen anfitrión ;)

    Un abrazo killo

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  2. Lo único que le falta son tropas que menear y una torre tipo Shogun... Un abrazo, jugón.

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  3. Me has recordao el Terra Nova. Cómo me gusta ese juego!

    Empezaron las jornadas cundiéndote seldonita. Tengo ganas de leer qué mas jugaste, y de que compartamos mesa de una puñetera vez.
    En el Encuentro Cádiz-Málaga-Córdoba lo solucionaremos no?

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    1. A ver si me dan ganas de seguir con la crónica. ¡Mira que me cuesta escribir! La vagancia acabará con el blog.

      Eso de no haber compartido mesa aún es casi delictivo, cagon'diez...

      Lo solucionamos fijo en breve.

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  4. El space bastard me apetece probarlo algún día, es el único que me ha llamado la atención, las mayorías bien encajadas en loa juegos me suele gustar.

    El pingüino para lo chorra que es escala muy bien para niños y mayores, aunque a cuatro es caótico salvo que se juegue por parejas

    Un saludo ;)

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    1. El Space Bastard estoy por venderlo, a ver si aotro grupo le puede funcionar mejor que a nosotros. No obstante, lo probaré de nuevo, quizá con menos gente y con otras personas,a ver si tira...

      Saludos.

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    2. Uuuuuuu me acabas de quitar las ganas que tenía de probarlo xD

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  5. Muy buena tarde llena de partidas si señor, intenta escribir la crónica que aunque a veces da un poco de pereza se siente uno muy bien cuando la termina. Muchos ánimos!

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    1. Gracias por los ánimos, jeje. Hoy escribiré un poco más. A ver si lo tomo como rutina y esto sale adelante.

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