lunes, 24 de septiembre de 2012

Minireseñas veraniegas IX: Jugando con Roto por el Azar

El grupo que creamos en esta ciudad cuando llegué hace año y medio se denominó Roto por el Azar (y sigue siéndolo). Intentamos siempre mantenernos lo más activos posible, pero no tenemos muchos miembros, y además las idiosincracias de cada componente hacen que nuestras quedadas sean heterogéneas, caóticas e impredecibles (trabajo, estudios, novias, etc). A pesar de todo (incluso de las desbandada general este bochornoso verano, en el que nos hemos quedado prácticamente solos la robopilingui y yo) hemos conseguido reunirnos unas cuantas veces y hemos logrado probar unos jueguitos más que interesantes (y alguna decepción menor).

Esos juegos han sido:



Este juego tiene una historia atípica, dentro de mis avatares lúdico-festivos. Cuando lo probé por primera vez (hará hace dos años y pico, cuando estaba empezando y me enseñaban juegos tela de interesantes y novedosos en la Comunidad Valenciana), me pareció un juego de temática muy atractiva pero de mecánicas no muy espectaculares. Lo compré en una oferta irresistible que encontré hace año y medio y logramos volver a probarlo este verano. Volví a tener la misma sensación de que no era PARA TANTO. Me gustaba la manera de jugar cartas, su mecánica de mayorías, el puteo, los combates con dados, etc. Pero pensaba que el juego tenía demasiado caos y que no tenía mucho sentido jugarlo si cada cosa que hicieras podía ser contrarrestada por lo que hicieran los demás, provocando que cuando te llegara el turno estuvieras más jodido que la última vez que hiciste algo (porque el juego trata de competir con mayorías en determinadas regiones del tablero, y eso con 5 jugadores es tela de difícil). Pero entonces pasó algo: en la tercera partida de prueba le vi la luz...

El error fue no leer las estrategias a usar por cada dios antes de comenzar la partida. En esta ocasión, nuestro compañero JGGarrido nos lo recalcó y las leímos con calma. Con esa información en nuestras manos, tan valiosa y necesaria, el juego fluyó de otra manera: se redujo considerablemente el aparente CAOS, y nos permitió más o menos desarrollar nuestras estrategias de manera más equilibrada y productiva. Gracias a eso, ahora creo que el juego es bastante bueno y que funciona muy muy bien. El modo de gastar puntos de acción en tu turno, que te permite jugar cartas de puteo, invocar criaturas en las zonas y moverlas por las mismas para mejorar tus mayorías, me parece quizá no muy original, pero sí tremendamente interactivo, eficaz y muy jugable. Y a ello hay que sumar lo divertido de los combates al final de la ronda, la crueldad de los dados (y sus explosiones) y sobretodo los intentos de liar al contrario, los viles consejos envenenados y demás basura lúdica que puebla nuestras partidas (y sin la cual no creo que estuviéramos tan motivados para jugar).

Es por tanto, un juego muy recomendable, al principio caótico, que requiere varias partidas de aprendizaje pero que desemboca en una experiencia lúdica intensa y divertida.





Este juego me lo enseñaron en Homínidos 2010, pero como era muy tarde y yo no me enteré apenas de las reglas (no digo que me las explicaran mal), acabé a las 08:00 de la mañana con mal cuerpo y medio cabreado por haber jugado fatal y no haber disfrutado suficientemente del juego. Este verano, dos años después, nos lo explicó pausada y pormenorizadamente JGGarrido y pudimos empezar a jugar dominando más nuestras posibilidades, por lo que la cosa fluyó bastante bastante bien. De hecho, me gustó tanto la partida, que estuve muy cerca de cambiar su nota a 10 en mi lista de BGG (nota que sólo tiene por el momento mi amado High Frontier), pero en el último momento la elevé sólamente hasta 9, principalmente por no residir su genialidad sólo en las mecánicas (algunas de ellas viejunas y no tan ajustadas como en otros juegos más modernos), sino también en la disposición de los participantes, que conforman una parte esencial e ineludible de la percepción de la experiencia de juego.

Hay miles de reseñas sobre el juego. Sólo aportaré como opinión que el juego merece mucho la pena si te gustan las negociaciones, las comidas de tarro, los ruegos, la chulería, las amenazas, las injusticias y algo de azar en la resolución de los conflictos. Además, es un juego que, guste o no, creo que merece la pena probar alguna vez, a ser posible con el grupo adecuado.

Espero poder jugarlo muchas veces, aunque la exterma tochez de las reglas y la necesidad de un grupo amplio y predispuesto y de muchas horas sin prisas para su desarrollo complicará mis espectativas, al reducir las ocasiones en las que sea factible sacar el juego.





Tras dos obras maestras de los juegos modernos, vino la gran decepción. Llevaba yo tiempo buscando un juego de combate táctico, por hexágonos o no, quizá con algo de gestión de recursos o mayorías, y este juego pasó por mi punto de mira. Leí sobre él todo lo que pude, tanto en BSK como en BGG (aquí en inglés), y llegué a la conclusión de que seguro que no merecía 50 de mis euros lúdicos, aunque quizá sí mereciera la pena cambiarlo por otro juego que ya no me interesara tener. Llegó el momento de intentarlo en la Mathtrade de invierno de este año, y casi sin esperarlo me tocó.

Lo que había leído sobre él se confirmó cuando me estudié las reglas: juego de escaramuzas, con gestión de mano de cartas, y mecánicas sencillas y escasas. No sin cierto reparo aunque esperanzados, lo probamos hace varias semanas. La decepción fue generalizada y rotunda (de los cuatro que estábamos, no gustó a nadie). El juego es más o menos lo que promete ser: alejado de la estrategia, te ofrece una hora de tortas, con cierto caos y bastante bastante AP (lo cual no me esperaba). En un juego más denso, esa duración de entreturnos hubiera sido esperable y comprensible, pero en un juego megasimple y casi tontuno como este (además de caótico) resulta poco menos que absurdo.

No niego que el juego pueda funcionar para determinados grupos y necesidades lúdicas específicas, pero a nosotros nos resultó demasiado simplón e innecesario, y para pegarnos de leches se nos venían a la cabeza otros títulos más apetecibles o con más mecánicas interesantes que este. Se trata por tanto de un juego que yo creo que no se merece 50€ (del bolsillo de nadie), salvo que te guste mucho este tipo de rollo tontuno y caótico, desenfadado y relajado, que te permite mirar el correo y las actualizaciones del Facebook en tu móvil mientras juegan los demás...

Se ha convertido de nuevo en lo que le espera varias veces en este universo lúdico: ser carne de Mathtrade...





Para quitarnos el mal sabor de boca del cagarro anterior, aprovechando en otra oportunidad que éramos cinco, les enseñé a algunos de los presentes este magnífico juego de mayorías. La verdad es que se trata de un jueguito la mar de divertido y apañado del que nadie se acuerda cuando se caga en Faidutti por el caos y supuesto mal funcionamiento de sus juegos (para mí, por muy mala fama que tenga este hombre, tan sólo por sus tres obras magnas: Ciudadelas, Dragon's Gold y Mission: Red Planet ya merece un reconocimiento universal, como le pasa a Knizia con sus dos o tres juegos buenos, en mi opinión, por mucha mierda que ambos hayan hecho después).

En él, cada jugador tiene en la mano un mazo de cartas de rol (al estilo de Ciudadelas), y al principio de cada ronda todos los participantes deben bajar uno de esos roles en secreto. Después, el jugador inicial va llamando a los roles en un orden predefinido, y se van ejecutando (si más de una persona ha bajado el mismo rol, estos se van ejecutando en orden de turno desde el que va llamando a los personajes). La acción asociada a los roles jugados va realizando putaditas y además cosas útiles (metes meeples en los cohetes disponibles, matas a algún otro meeple, cambias el destino de alguno de los cohetes, modificas la posición de las fichas en Marte, etc), y el objetivo final es ir enviando gente a Marte, a sus diferentes sectores, con la intención de generar y competir por mayorías en donde nos interesa, así como mover o matar las fichas existentes ya allí. Luego, esas mayorías generan recolección de recursos naturales y con ellos puntos de victoria.

El juego se desarrolla en no excesivo tiempo y no se hace pesado como pasaba en ocasiones con su predecesor de cartas. Es bastante divertido debido al caos que genera a ejecución de tantos roles a la vez en una ronda, incluso repetidos, pero es un caos bastante controlable en cuanto aprendes a manejar esas acciones, tras una o dos partidas.

Un juego completamente recomendable y que siempre viene bien tener, sobretodo cuando el número de jugadores suele ser 5 habitualmente.





5) CYCLADES:
De este ya he hablado varias veces, aunque a pesar de las partidas que le hemos echado, aún hay miembros de Roto por el Azar que aún no lo han logrado probar. Sólo diré que es de los pocos casos raros de juegos de mesa que cuanto más juego más valoro y más ganas tengo de repetir cuando nos reunimos 4-5. Su sencillez de reglas y su tremenda interacción conduce a que nuestras partidas sean competitivas a más no poder, divertidas y con pactos, amenazas, chulerías, etc. No suele tener muy buena fama en el universo lúdico debido, creo yo, a su corta duración y a su sencillez de desarrollo, pero en este caso a mí me parece que estos inconvenientes para algunos son virtudes para otros. Fijaros si me gusta, que ya me estoy planteando pillarme la expansión que el juego tiene (yo, que no me compro ninguna por considerarlas todas ellas innecesarias y sacacuartos, jeje). La única pega que se me ocurre: no inventa nada, y copia el sistema de subasta que tienen otros bastantes juegos (el mejor de ellos, el Evo, otro de los grandes). Por cierto, la última partida que jugamos fue rara y diferente: nos duró dos horas y media y estuvo repleta de efectos kingmaker raros, inflaciones y posteriores debacles...






Pues esto es lo que cuento por ahora, que luego mis entradas son muy largas y me acusan de contar la Biblia en verso. Lucharemos contra la perrera partiendo las crónicas en dos, que además se supone que es más sano (para el que lee sobretodo).


8 comentarios:

  1. A mí el Nexus me gustó. No lo flipé, pero me parece un juego bastante correcto. Un "bueno" a secas (q no es decir poco).
    El Cyclades sí que me hizo bostezar de aburrimiento.
    Por cierto, en el 2º párrafo que le has dedicado al RdR creía que estabas hablando de tu querido Cosmic xD :P
    Al Caos en el Viejo Mundo le tengo buenas ganas.
    un saludo!

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    1. Jeje,

      Es curioso, pero el Cyclades no ha gustado a mucha gente que conozco, cuando le pregunto por él, y creo que parte del motivo de que no triunfe es que (al menos eso nos pasó a mí y a la robopilngui) requiere dos o tres partidas para mostrar su potencial y para que aprendas a jugarlo. Al menos eso espero.

      Lo del Nexus Ops fue una decepción profunda, porque todos QUERIAMOS que nos gustara, habíamos aoido hablar muy bien de él y teníamos ESPERANZAS de que no fuera un cagarro. Me duele aún el corazón al ver con lágrimas en los ojos lo simplón y tontuno que nos pareció a todos...

      Respecto del Cosmic, jajaja, yo ya cumplí mi parte de responsabilidad gastándome dolorosamente las perras en él, leyéndomelo con cariño, estrenándolo muy ilusionado y comiendome posteriormente mi ilusión con lágrimas de las buenas. Digamos que en PREMISA se parece lejanamente a RoR, pero creo que éste lo consigue un poquito mejor, o al menos me da a mí la subjetiva impresión de que a más gente le gusta RoR que Cosmic, habiendo jugado a ambos.

      Un abrazo.

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  2. Me siento ligeramente aludido en el último párrafo... xD

    No he jugado es al Mission: Red Planet (que me pica un poco la curiosidad después de todo lo que me has hablado de él) ni al Nexus Ops (este me la repanpinfla si lo juego o no).

    De los demás, el Cyclades también me pareció un coñazo insufrible. Me esperaba un juego de ostias y al final nada más que hay subastas, y todo el rato lo mismo hasta la saciedad.

    Del RoR creo que no hace falta qe diga nada a estas alturas ;D

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    1. Yo creo que el Red Planet te gustaría. Es el gran desconocido de Faidutti y no hay nadie que me haya dicho tras la partida que no le ha gustado (otra cosa es que se te ponga dura o no con él, pero divertido y simpático no duda nadie que lo es).

      EL Cyclades me hubiera gustado que lo hubieras jugado en una de nuestras partidas: amenazas, chulería y subasta superagresiva. No sé si habrá otros juegos similares, pero eso de poder decirle a uno "prepárate porque como gane la subasta del Ares voy a transportar a todas estas tropas a tu isla y te voy a joder vivo" y HACERLO y ganar la partida cortándole la cabeza no tiene precio... Quizá convendría que le dieras otra oportunidad. Ya te digo que a mí en la primera me pareció un cagarro hasta que lo jugué bien con otras personas y se HIZO LA LUZ...

      Pues sí, el miércoles publico la otra mitad de las crónicas que me quedaban, gracias a tus sugerencias de dar esto en dosis asequibles ;)

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  3. Estos ya son palabras mayores en cuanto a dureza.
    De hecho, no he probado ninguno, ya eso que ando loco por estrenar el RoR, pero claro, como soy un poco perro, pretendo que alguien me enseñe a jugarlo, y eso que en Julio estuvimos a punto.

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    1. Yo no soy capaz de leerme enteras las reglas del RoR y entenderlas (y eso habiéndolo jugado 2 veces), así que te entiendo. Aunque a veces creo que debo ser algo lerdo...

      A ver si nos vemos en el Festival. ¿Irás?

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  4. No hombre no!! No me digas que te gusta el Cyclades (y has puesto a la venta el Kreta).

    Mucho ameritrasheo veo por aquí.

    El Cyclades, con todo el respeto hacia el Sr. Cathala (del que no me gusta casi nada), me parece un auténtico mojón. Un truño. Un zurullo. Una mierda, vamos.

    Muy bonito, digno de la spbre producción de Matagot, pero un zurullo.

    Plano, planísimo, con la única gracia de la subasta. Un juego de subastas hipermaqueado para que parezca algo. Y con el peor final del mundo lúdico. Abrupto y seco como él solo. Dos horas de partida y de repente alguien dice... "gané".

    Vamos que te quitas el Kreta (elegante, sencillo, profundo y difícil de dominar)y te planteas comprarte la ampliación de este engendro... bonito, peor engendro.

    No me esperaba yo esto de ti... Ja, ja

    Por otro lado decir que la economía me ha impedido vilmente asistir a Essen y/o a Córdoba.

    Con lo que me hubiese encantado conocerte a ti y a los demás sureños...

    Un abrazo cycladiano.

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    1. Jajaja, pero qué mal están repartidos los gustos. Hoy precisamente he tenido una epifanía al jugar aun juego que encanta a todo el mundo y que a mí me ha provocado no sopor, pero sí un poco de hartazgo por ser lo mismo de siempre. Me he dado cuenta de que me estoy alejando peligrosamente de los gustos de la mayoría jugona, y eso puede ser nefasto...

      Pero no, coño, que el Cyclades está chulo. Lo que pasa es que no tiene tanto puzzle como os gusta a la mayoría jajajja. Demasiada interacción tiene ;)

      Una auténtica pena que no puedas bajar a Córdoba. Es un encuentro excelente que a todo el mundo le sorprende. Es la Meca de los juegos en el mundo hispanoparlante!

      Un saludo.

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