domingo, 16 de septiembre de 2012

Minireseñas veraniegas VI: CLBSK 2012

Debido a la vagancia que me caracteriza a la hora de escribir por aquí, me veo obligado a reseñar brevemente nuestra estancia en las excelentes convivencias lúdicas de Alcalá, a estas alturas del año. Como he tenido mala suerte y no he podido acudir a ninguna más desde entonces (sobretodo por trabajo), no se me ha acumulado tanto la lista de crónicas a reseñar y puedo relatar en un momento lo que allí jugamos:



Colocación de trabajadores con bastante interacción, de Matthias Cramer, segundo juego tras Glen More y tras el cual nos ha hecho llegar su hypeado Helvetia (que ya he probado y que en breve minireseñaré). Fue el primer juego que pudimos jugar en estas convivencias y que nos enseñó el amable Clint Barton, a cinco jugadores. Desde entonces, he podido jugar el juego ya tres veces y reconozco que el entusiasmo ha protagonizado una curva parabólica de esas que no me gustan. Cuando lo estrenamos nos gustó, por la interacción que tiene, pero en la segunda y tercera partidas mi interés fue decayendo debido a que, a pesar de todo, el juego no aporta nada nuevo y se trata sencillamente de resolver el puzzle y de comprar todos los nobles posibles (pues, aunque nadie quiera admitírmelo, lo normal es que gane el que más nobles tiene, por la cantidad de puntos que proporcionan, sobretodo si son muchos). En pocas palabras, se trata de ir colocando caballeros, uno a uno en cada ronda de acción, que ocupan sitios del tablero de los cuales te pueden echar si el caballero que asigna uno que juegue detrás de ti tiene un valor en armas superior. Si esto sucede, te llevas el caballero a tu castillo y puedes volver a usarlo en una posterior ronda de acción. Además, el juego posee una mecánica de aprobación de leyes, que recuerda un poco a la del Cuba, y que agrega más interacción aún al juego. Sin embargo, como ya digo, aunque me ha gustado jugar estas tres partidas (y nos hemos reído y puteado mucho, la verdad), creo que puedo vivir sin él a partir de ahora, y seguir probando cosas nuevas que me estimulen más. Recomendable, a pesar de todo. Y, bajo mi punto de vista, ligeramente mejor que su sucesor el Helvetia, debido sobretodo a la interacción superior que tiene.




Uno de los más correctos deckbuildings que se han hecho últimamente y que mejora, bajo mi punto de vista siempre parcial, las mecánicas del Dominion, llevándolas a un nuevo nivel, quizá más complejo y más temático (espero). Su autor es Andrew Parks, un americano que al parecer diseñó Camelot Legends (ese cagarro que vendí al instante tras probarlo) y ese aparentemente excelente Parthenon (en colaboración), que aún no he logrado estrenar (además del juego basado en 300, que no iba ni a citar). La verdad es que este juego de cartas es de los pocos juegos para los que he investigado bastante antes de decidirme a comprarlo (normalmente mis decisiones adquisitivas jueguiles vienen dadas por impulsos electromagnéticos provenientes de algún lugar más allá del subconsciente...). Dicha investigación en realidad sólo consistió en leerme todas las reseñas que encontré en BGG y compararlo con las de otros deckbuildings del momento (de hecho, en algunas hacen comparativas). Todo el mundo calificaba este juego de muy temático, y eso bastó para decidirme. En él, comenzamos con un mazo básico y, a diferencia del Dominion, las cartas no están predeterminadas durante toda la partida, sino que van saliendo al azar de varios mazos, en determinado momento de la ronda, y se pueden ir comprando por orden de turno y de una en una. Al mismo tiempo, se pueden ir bajando cartas a nuestra zona de juego que nos servirán para "atacar" cartas de planeta que se irán disponiendo en el centro de la mesa (y que también salen de los mazos citados, aunque no se pueden comprar como las otras). La moneda de cambio del juego es la energia, que viene generada por los planetas que hemos conquistado previamente y que se refleja en nuestro tablero personal. Y no me enrollo con más reglas porque yo creo que el juego hay que descubrirlo y disfrutarlo (y porque ya he hablado varias veces de él, leñe). Curiosamente, cuando lo he llevado a jornadas, muy pocas personas habían oído hablar de él y por supuesto nadie lo había jugado. ¿Aparte de mí, alguien en España lo ha jugado más (y no enseñándoselo yo)?




Este me lo llevé al poco de descubrirlo (aún no había jugado al megahypeado Eclipse de los huevos) y la verdad es que se lo enseñé con bastante entusiasmo a otras tres personas. A mí me sigue encantando tras 6 partidas. Me resulta una mezcla perfecta y asimétrica entre euro de gestión de recursos típico y un pelín de combate con dados y plástico de por medio. Sin embargo, cuando pregunto a la gente me suelen decir que cuando lo probaron no les gustó. En fin, como casi siempre últimamente, mi opinión-salmón me lleva a poseer juegos en la estantería que no logro sacar con el común de los mortales, al menos no con la periodicidad que yo quiero. Cabe también destacar que después de descubrir este, jugué a Eclipse y me dio similares sensaciones, sólo que con más azar y mayor complejidad de reglas. Y no entendí cómo el Galactic Emperor estaba enterrado en un zulo  infecto,y el más nuevo Eclipse encumbrado a los cielos, siendo muy parecidos en sensaciones (al menos en combate, gestión, y temática de conquista y exploración). Debe ser que muchos prefieren la profundidad puzzleística y de reglas del Eclipse, frente a la elegancia y sencillez benditas del Galactic. Pero qué sabré yo...




4) Antike:
Este lo enseñé yo también, pero con las reglas cogidas con pinzas, y nos atrevimos a meterle mano porque un amable compañero madrileño (del que desgraciadamente no recuerdo el nombre ni el nick, lo siento) nos animó a atrevernos porque él lo había jugado y podría resolvernos las dudas sobre la marcha. Hasta ese momento, yo sólo había probado el Imperial (juegaco de los mejores que yo tengo y que no creo que me abandone nunca) y Navegador (una mejora de la mecánica famosa del rondel, pero con menos interacción). Del Antike había leído mucho, pero sobretodo cosas malas. Que sí es muy viejuno, que si todo el mundo hace lo mismo, que si aburre que te cagas... Se lo compré a un chaval de BCN a pesar de todo y decidí llevarlo a Alcalá para darle una oportunidad, porque las reglas no auguraban un fracaso (al menos, no estrepitoso, por ser sencillas  y por generar suponía yo un desarrollo tenso y competitivo a más no poder). El juego me encantó. No sólo no era aburrido, sino que la excelente gestión de recursos que generaba, con una sola acción posible por turno para tener de todo y querer fabricar de todo, proporcionó a la partida una tensión e interacción brutales. La lucha por la dominación de las provincias, la creación de tropas que construían poco a poco una densa Guerra Fría y el crecimiento lento y competitivo de todos y cada uno de los jugadores nos obligaba a estar muy pendientes de lo que hacían los demás (sobretodo los vecinos). En ese sentido, retrospectivamente, me recuerda al agobio del Le Havre, en el sentido de que con una sola acción por turno has de llevar todo para adelante y en base a una estrategia definida. En fin, un juegaco de Mac Gerdts que no tiene nada que envidiar a los otros dos que he jugado suyos. Me queda por probar el Hamburgum, pero si todo el mundo dice que está genial no creo que yo lo encuentre diferente...




5) 1812: The Invasion of Canada:
Este juego nos lo presentó JulioCesar, con el cual compartimos algunas partidas en el albergue. Lo había visto en alguna tienda online española, pero desconocía cómo era, tan sólo que quizá era de guerra. El juego es semicooperativo, porque se juega por grupos, llevando uno de ellos a los británicos y el otro a los americanos. No me preguntéis qué es lo que pretende simular porque la verdad es que no tengo ni idea de historia americana. Tiene unas mecánicas sencillas, según las cuales se van ocupando zonas del territorio en conflicto, y las acciones que se pueden hacer en tu turno vienen determinadas por cartas que has de gestionar. El juego está curioso y resulta entretenido. Un poco sencillo para mi gusto, pero para ser una de las pocas cosas nuevas para mí que probé, creo que lo disfruté en su justa medida. Recomendable si os van los juegos de combate con cartas y el tener compañeros con un objetivo común. Por alguna razón, el juego me recordó un poco a A Few Acres of Snow, pero no me preguntéis por qué...




6) Outpost:
Este fue otro juego de los muchos que saqué yo, que jugamos la segunda noche, antes de dormir. Se trata de la reedición (por parte de Stronghold Games) de un juego de 1991 que tenía la virtud de permitir jugar juntos a 8 individuos sin ser un party game. Se presentó esta nueva edición el año pasado, en su vigesimo aniversario, y cuando lo vi en las tiendas y leí un poco de qué iba no tuve más remedio que comprarlo (aunque me esperé a que bajara un poco de precio, pues no veas la tarifa que le metieron nada más salir de Essen). Lo que más me motivaba a comprarlo era que sus mecánicas ya fueron reimplementadas en un juego de "civilizaciones" que a mí me gusta mucho: Phoenicia (de Thomas Lehmann, el de RftG y To Court the King). El Phoenicia, a pesar de parecerme entretenido y curiosete, tuve que venderlo en su momento porque no gustó a NADIE de a quien se lo enseñé. Con este Outpost esperaba tener más suerte y que su ambientación espacial sirviera de gancho para la gente que probó el otro anteriormente. Se trata, en definitiva, de un juego de subastas en el que se van consiguiendo cartas de tecnología que permiten a la persona que la ha ganado desarrollar alguna capacidad tecnológica que acrecentará su producción. La idea, por tanto, es construir el mayor número posible de fábricas, y con la mayor capacidad productiva posible, para ganar con ello numerosos recursos (dinero), que permiten conseguir cada vez mejores cartas en las subastas. Las cartas tienen todas ellas un número variable de puntos de victoria, y el juego finaliza cuando alguien llega a tener 75 puntos al final de la ronda. La verdad es que el juego está bastante chulo, y yo le veo una virtud donde la mayoría ve un claro defecto: es famoso por tener un pequeño pero posiblemente frustrante "efecto bola de nieve", que puede hacer que un jugador en concreto gane tanto dinero cada ronda que el crecimiento sea virtualmente exponencial, dejando a los demás jugadores atrasados y sin posibilidad de alcanzarle. Me imagino que el problema se acentuará más cuando alguien o varias personas tienen menos experiencia o son menos habilidosos en las subastas, pero ya os digo, a mí me parece un efecto divertido y en absoluto un fallo del juego. Otra cosa es que la gente se desespere cuando queda un trozo de partida y se sabe bastante seguro que no se va a ganar.


La verdad es que la primera partida, aunque divertida, no me terminó de llenar (y eso que virtualmente gané), pero he tenido la oportunidad de volverlo a jugar esta semana, y la verdad es que ahora me ha gustado más. He podido comprobar que el juego funciona muy bien, que incluso hasta tiene curva de aprendizaje, que resulta muy interactivo (hasta cierto punto) y hasta vistoso de jugar. Le auguro muchas partidas. Es de esos que funcionan con muchos y tiene la interacción suficiente como para que apetezca competir en él.



7) Interstellar Mayhem:
Este juego fue de los que compré compulsivamente tras la fiebre generada por esa obra maestra llamada Ascending Empires. Pero este no tiene nada que ver. Se trata de un ligero wargame de combate táctico espacial, sencillo de reglas, que nos resultó aburrido y malo. Quizá no se trataba de nuestro tipo de juego, o quizá no aplicamos alguna regla fundamental bien (aunque le di mil vueltas al manual para no equivocarme); el caso es que el juego no funcionó muy bien y lo paramos a media partida. Se lo pasé a Israel, que jugaba al lado (un Cave Evil, por cierto). Espero que otro jugón haya podido llegar a disfrutar de él gracias a Isra. No tengo ni ganas de explicar mecánicas, así de aburrido me parece...




8) Tribuno:
Este nos lo había enseñado Biblio en Zona Lúdica, y lo saqué aquí para enseñárselo a mis amigos de Valencia (a El Hombre Que Rie Project, delegación valenciana, hoy bastante disgregado desgraciadamente). Era la segunda vez que lo jugaba y la verdad es que ésta me gustó incluso más. Colocación de trabajadores con algo de subasta y gestión de tablero personal. Un euro bien rodado, que funciona a la perfección, competitivo y divertido. Tardará en marcharse de mi colección. No hablo más de él porque ya lo reseñé en la entrada dedicada a Zona Lúdica.




9) Last Will:
De este se habló bastante en su momento, debido a su curiosa temática: los jugadores son herederos de un rico caballero que muere dejando una cuantiosa herencia. Los jugadores han de competir enfrentándose a una prueba que su tío les dejó: el que logre gastar más rápida y eficientemente un monto concreto de dinero, recibirá el favor del difunto y heredará íntegramente su dinero. Las mecánicas de este juego son bastante conocidas: colocación de trabajadores, bajada de cartas a un tablero personal y que nos dan beneficios, etc. La verdad es que la partida estuvo entretenida y fue bastante divertida (por el tipo de hechos que conllevaba el gasto desproporcionado de dinero), sobretodo porque resultó que era muy difícil gastar todo ese monto de pasta; al parecer, no es tan fácil derrochar. El juego no me resultó original ni novedoso, pero sí entretenido, que es bastante para lo que se puede esperar después de tanto refrito y dejà vu en los eurogames de hoy en día...




10) Infarkt:
El último juego que pudimos disfrutar en estas convivencias tan gratificantes fue un viejo conocido de este año, que desgraciadamente ya no se encuentra entre nosotros. El juego es cachondo y divertido, una auténtica sorpresa, pero la robopilingui y yo descubrimos, tras 4-5 partidas, que el juego languidecía y se convertía en una repetición para nada estimulante de los mismos chistes y ocurrencias, por lo que fue víctima de su sencillez y de su naturaleza party. A nosotros al menos ya no nos decía nada y tras esta partida le dimos mejor vida. Sé lo que me vais a decir: seguro que él no lo haría con nosotros...





Pues nada. Tras tan sólo 10 partidas (y ninguna de ellas especialmente tocha, a pesar de todo lo tochísimo que se jugó por allí), tuvimos que hacer los bártulos y partir, más que satisfechos y contentos de haber compartido tiempo y techo con tanto jugón bienintencionado. Sólo una cosa heché en falta: esta vez, como íbamos más o menos juntos un grupito (de Córdoba y Valencia), la mayor parte del tiempo jugamos en la misma partida y eso hizo que yo explicara muchos de los juegos que jugué, por lo que apenas descubrí nada nuevo que quisiera comprarme (lo cual seguro que se puede interpretar como una suerte).

Ojalá que el invento siga en marcha el año próximo porque nos encantaría repetir. Gracias a todos los que allí estaban por su compañía y por la gestión de tan magno evento.

6 comentarios:

  1. Ya estás otra vez escribiendo la Biblia... xD

    El Lancaster bueno, no es mal juego, pero como tú dices, se puede vivir sin él. El Tribuno sí me parece un juegazo, aunque al final lo acabé largando porque no conseguía jugar nunca; todo el mundo decía que era muy farragoso y que el final daba asquito :(

    El Infarkt, coincido plenamente; divertido al principio, un coñazo a las 3 partidas. El Last Will sí me pareció un buen juego, muy cachondo de jugar.

    Y de los otros, pues tengo muchas ganas de probar el Antike, el Outpost y el Galactic Emperor; se nos acumulan las cosas Marco!!!!

    Un abrazo!

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    1. En el Festival vamos a intentar corregir esas tareas pendientes. Aunque la lista de cosas a llevar es larga de cojones... Al final no me van a poder enseñar nada nuevo, que es lo que yo siempre quiero en estos eventos, jeje.

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  2. Jajaja.. así me dará a mí menos reparo reseñar los juegos de la convivencia, que como me descuide pasará medio año! ;)

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    1. Ey, qué tal tío? Creo que no llegamos a jugar, pero me acuerdo de ti. Un saludo y a ver si coincidimos en una partida la próxima vez :)

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  3. Pues mucha calidad en general.
    El Core Worlds lo he tenido tres veces en la cesta de la compra, y en el ultimo minuto lo he quitado. Y es que me llama mucho, pero cada vez me cuesta mas comprar sin probar.
    Y coincido contigo en que Tribuno es de esos juegos que se clasificarían de fondo de armario. Lo peor, que esta sobredimensionafo, sobre producido y encima la caja es de tamaño raro. Pero el juego en si mola y mucho.

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    1. Core Worlds te gustará si te gustan los deckbuildings sesudos (no sólo con la mecánica de construir mazo y ya está). El precio quizá sea un poco elevado. A mí me parece una joya. Si coincidimos en Córdoba o en algún otro evento recuérdame que me lo lleve y te lo enseño.

      Un saludo.

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