Despedida de tierras levantinas... y renacimiento en tierra natal

Con gran dolor de mi corazoncito pero ilusionado por mi próxima marcha a tierras más meridionales y cálidas (sobretodo en verano) nos reunimos el pasado 1 de febrero en Castellón a modo de despedida hacia mí, encuentro por el cual estaré muy agradecido al grupo que dejo atrás y que tantos buenos ratos me ha hecho pasar. Nos reunimos 7 personas (número ideal en los tiempos que corren: plujaisol, Nipo, Darko -y su novia-, chemo, la robopilingui y seldonita -yo mismo-), número bastante ajustado pues sillas la verdad es que no había más; es lo que tiene vivir de alquiler a las edades que uno gasta. No teníamos mucho tiempo (no al menos como en otras sesiones maratonianas que nos hemos pegado en los últimos meses), de modo que aprovechamos bien el rato disponible estrenando un juego y rejugando a otro:

1) Cyclades: había oído hablar tanto y tan bien de este juego que me dió por adquirirlo, y probé en varias tiendas sin éxito (en LaPCra trajeron algunas unidades, y por pensármelo en un fin de semana se agotaron en 3 escasos días), hasta que lo encontré a buen precio en Troll and Toad, una tienda estadounidense que me ha sorprendido por su comunicación constante y por su

rapidez y perfección de empaquetado. Las reglas del juego son sencillas y al principio me preocupó que fuera demasiado simple (como se desprendía de algunos comentarios en La BSK), pero una vez estudiadas a fondo y probado el juego llegué a la conclusión de que, no es que sea muy simple, sino que apenas aporta mecánicas novedosas y por tanto el juego aporta poco al panorama lúdico. Es más, a todos nos dio la sensación de que al juego le faltaba algo, y esta unanimidad me hizo casi caer en la decepción (aunque yo casi nunca caigo en tal pecado, salvo cuando me obligan). El juego es muy bonito, pintado con gran maestría por el famosete Miguel Coimbra, y los materiales son de bastante calidad, quedando el resultado muy vistoso y atractivo cuando está desplegado. Es uno de esos juegos que generan gran expectación (como nos ocurrió con el Age of Empires III, sólo que éste deja mucho mejor sabor de boca). Dos cosas vimos claras y en las que todos estábamos de acuerdo: primero, que el juego se acaba demasiado rápido, hasta el punto de que cuando estás ocupado varios turnos en crecer y expandirte por el tablero, sin preocuparte de los demás, de pronto alguien construye su segunda metrópolis y gana (como sucedió con Nipo, que conquistó mi metrópolis por un descuido tonto mío que si hubiera evitado podría haber alargado algo más la partida); y segundo, que la mecánica principal y motor del juego, la fase de subastas, esta casi literalmente copiado de la subasta del genial Evo (juego bendito, que pronto volverá a ver la luz en su inminente reimpresión), lo cual hace quitarle fuerza y originalidad al diseño del juego y por tanto merma las expectativas, dando una impresión algo pobre. Aunque la experiencia de juego sigue siendo interesante y fresca (no es que sea muy temático, pero tiene figuritas, y carticas de bichos mitológicos que le dan algo de cachondeo al asunto) es inevitable quedarse con las ganas de algo más, de que duré quizá el doble (en la caja pone 60', y la verdad es que eso ya me hizo temerme lo peor), de que tenga un poco más de profundidad. Quizá la tenga, y seguro que se enriquece jugándolo más veces, porque sesudo es, pero inevitablemente da una regular primera impresión, sobretodo si se ha jugado a otros juegos de similares o idénticas mecánicas que ya te impactaron en su momento por su originales y frescura. No obstante, lo probaré más a ver si gana tras más partidas, sobretodo porque quiero comprobar cómo escala a diferente número de jugadores (debido a su tablero adaptable, que quizá sea uno de los aciertos del juego).

2) Yspahan: en el otro extremo de la mesa, las chicas y chemo jugaban a este bonito y encantador juego (jeje) mientras los rudos machos meneábamos figuras de plástico a este lado de la mesa. La verdad es que sentí tener que decantarme por el otro juego, porque este sólo lo probé una vez, hace meses, a 3 jugadores, y me encantaría repetirlo en breve, a ser posible a 4,

para que reluzca en todo su potencial. Es uno de esos juegos que descubres cuando empiezas a jugar y que te hace esperanzarte en las joyas lúdicas que pululan por ahí y que esperan a ser descubiertas por tu curiosidad malsana. Además, al ser de dados, está bendecido por la emoción inherente al lanzamiento de los mismos, a la incertidumbre en su resultado, y eso siempre se agradece. Por otra parte, este es uno de esos juegos con supuesta temática pegada que a mí me encanta por impregnarse de cierto aire a desierto, camellos y colores vivos, propios del medio que intenta representar, y que tan bien le sale a la editorial Ystari Games en casi todos los juegos que publica. Gran juego al que tengo que testear mucho más.

3) Bang: una vez terminadas ambas partidas, y marchado chemo, Nipo sacó este juego para echar una última partida juntos a algo no muy largo, debido a lo tarde que era. Esta segunda partida me pareció más fluida y fácil, aunque también me hizo darme cuenta de su simpleza y de

lo limitado de las decisiones a tomar. Sin embargo, es un juego relajado, óptimo para pasar esos ratos en los que no apetece meterse en algo más denso y además en donde puede participar más personas. Aunque para juego de roles, el que para mí sigue triunfando con novatos y jugones, es el Ciudadelas, aunque éste hay que dejarlo reposar entre partida y partida, pues se quema rapidito (o al menos eso me pasa a mí).

Y eso fue lo que dio tiempo de menear en la despedida (como siempre ocurre y ocurrirá, uno se prepara numerosos juegos para la ocasión y no aprende la lección de que no hay tiempo suficiente para probarlo todo, jeje). Siempre os tendré en el coraçao, chicos y chicas, aunque ya sabéis que a mí no me gusta decir "adiós", sino "hasta luego"... De modo que nos seguiremos jugando (aunque sea online, jeje).