domingo, 17 de abril de 2011

Encuentro en Jerez (II)

Continuando con las aventuras vividas en ese magnífico encuentro de Jerez, paso a relatar brevemente lo que tuve oportunidad de probar en ese segundo día de encuentro y divertimento:


1) Troyes:
Un juego sin duda polémico en mi corta vida jueguil. Me lo compré un poco a ciegas, espoleado por el hype ese, y cuando me leí las reglas me dio la impresión de que era más farragoso de lo necesario para lo que el juego ofrecía. Como siempre me han gustado los juegos de dados (aunque a veces el azar juegue conmigo en lugar de yo con él), no perdí la esperanza y lo jugamos en su momento, siendo un auténtico éxito para todos los participantes. Eso sí, el jueguito es duro la primera ronda porque si no te has leído las reglas te abruma un poco tanto iconito y tantas posibilidades como tiene. Pero superado el escollo de la primera-segunda rondas, el juego te atrapa porque, como le pasó a Neo en Matrix, ves los números, las posibilidades subyacentes a las mecánicas, y ves en toda plenitud su potencial. Y es a partir de entonces cuando lo disfrutas. El secreto del juego creo yo que es descubrir que se pueden hacer unos combos que ni el Dominion ese, y por supuesto abrumarse gustosamente con la cantidad de posibilidades que se presentan en cada acción que te toca ejecutar, lo cual potencia el AP hasta niveles soporíferos si la mesa se presta a ello.

Pues bueno, lo que pasó en Jerez fue que la partida pilló un poco desprevenidos a algunos de mis ilustres compañeros de mesa, y como resulta que era la hora de la comida (!) amablemente me pidieron o bien continuar la partida más tarde o bien sencillamente dejarla para otra ocasión más propicia. De modo que después de quizá 25 minutos o media hora de explicación paciente y de una ronda y media harto abrumadoras tuvimos que levantar el chiringuito como si del mismo Android se tratara (lo digo por la fama de farragoso y largo que tiene éste, como ejemplo de algo que no se puede sacar a mesa improvisadamente ni con novatos, por ejemplo). En fin, no comento más, que ya os hacéis una idea de cómo se te queda el cuerpo cuando sacas algo con toda la ilusión del mundo y, sorprendentemente no sólo no triunfa sino que hay que guardarlo en la caja e ir a hacer otra cosa. Curiosamente, ya me ha pasado esto 3 veces en el año y medio que llevo en esto (aunque con otros juegos, no sólo ese). ¿Compañeros de juego exigentes? ¿Mala explicación de las reglas por mi parte? ¿No sé elegir el momento adecuado para sacar qué tipo de juegos con qué gente en concreto? Alá lo sabrá, porque yo no...

Eso sí, el jueguito es una maravilla: muy rejugable, con el grado de dificultad que yo exijo a un juego medio-denso, y, por qué no decirlo, bastante bonito y vistoso.


2) Urland:
Me hizo gracia que Cristian llevara este juego, porque yo lo había adquirido hacía poco y tenía ganas de estrenarlo, aunque no me había leído las reglas. Y es que desde que descubrí (gracias a un forero de cuyo nombre desgraciadamente no me acuerdo) esa joya desconocida que es Ursuppe, me habían llamado la atención favorablemente esos dos autores, y andé durante un tiempo a la caza de juegos suyos, sobretodo porque la temática de animalejos antediluvianos, o amebas, o puercoespines corredores, me resultaba bastante cachonda y divertida (y eso sumado a la calidad de esos juegos, aunque esto es más subjetivo). Otro que comparte temática de bichejos y muy bueno (por el cual busqué también mas juegos de similar aire) es el Evo. Desgraciadamente, a mitad de partida (que me estaba gustando, por cierto, aunque me dio tiempo a advertir que era de mecánicas mucho más sencillas que aquél) pedí permiso para levantarme porque estaban buscando gente para jugar al siguiente juego que relato, y como me había apuntado a ella antes de ir a las Jornadas pedí disculpas al resto de la mesa y me ausenté. De modo que no sé cómo terminó la partida ni si el juego resultó bueno y curioso realmente. Espero poder estrenar mi copia en casa en breve.


3) Junta:
Llevaba mucho tiempo oyendo hablar maravillas acerca de este juego, pero como era tan antiguo y no me había molestado en leer las reglas no tenía una idea muy clara acerca del mismo. Sólo sabía que algunas personas lo ponían por las nubes en cuanto a cualidades de negociación, representación de la corrupción, política despiadada, y en general por su aparente divertimento. Estando en las Jornadas, pluja manifestó su predisposición a montar una partida porque el Junta andaba por allí (y porque dice que participa en una partida al año como máximo, y ya tocaba), y conociendo yo las cualidades oradoras, culturales y desenfadadas de Angel en este tipo de juegos, estuve presto a participar en tan magno evento si este llegaba a producirse.




Nos reunimos afortunadamente el número ideal de jugadores (7) y Angel empezó con su arenga conciliadora y sus promesas electorales, tras lo cual fue obviamente elegido por mayoría absoluta como Presidente de la República de las Bananas. Gloriosamente condujo a los ilustres participantes de la insigne Nación a través de mil y un avatares monetarios regalados por el benigno destino, y distribuyó reiteradamente de manera desinteresada (y mirando en todo momento por su pueblo y sólo por su pueblo) el verde dinero que llovía del cielo como las bellotas maduras. Y he ahí que como conspicuos gorrinos sus colaboradores nos abastecíamos con justicia y comprensión de ese dinero altruista y exento de favores diferidos o de promesas a fuego que cumplir en los meses venideros. Pero resultó que el untamiento no satisfacía a todo el mundo y la débil democracia establecida en este floreciente país plagado de selvas y de benefactores de la Humanidad estuvo a punto de ser troncada por el vil asesinato de su mandatario máximo, el cual nadie logró averiguar qué demonios hacía en el Banco de la capital, con un maletín cargado de crujientes dólares americanos de dudosa procedencia. Un nuevo Presidente fue elegido, pero el enriquecimiento descarado fue tan ruin y evidente que tuvo que sufrir en sus autoproclamadas inocentes carnes el deshonor y y la vergüenza de un Golpe de Estado cargado de karma del bueno (o del más envenenado, quizá, que en este loco mundo ya no se sabe si las cosas se hacen por Justicia Divina, por el Pueblo o, en el caso de esta pobre pero prometedora República de las Bananas, por el mancillado bolsillo de sus corruptos gobernantes -y su sibilina cuadrilla, claro-).

Muy buen juego, muy prometedor y divertido. Espero poder viajar más a esa República perdida en la selva que representa todo aquello de jodido que hay en nuestros políticos y en las cabezas pensantes que menean los acontecimientos en el Mundo con nuestro consentimiento más bajuno...




Pepino de juego como pocos he jugado en mi vida, jajaja. La verdad es que no esperaba mucho de él y me reí bastante, para mi sorpresa. La verdad es que siempre me han gustado los juegos de dados, y además como este tiene bastante puteo me agradó por su sencillez, rapidez y relativa aleatoriedad. Menos mal que tiene decisiones que tomar y está bendecido por la injusticia del azar, que si no no me hubiera gustado tanto... Curiosamente aún no me lo he comprado.




5) Avalam:
Un juego abstracto que me enseñó pgclisto mientras esperábamos a que más gente quedara libre. La verdad es que los abstractos me gustan, aunque estoy descubriendo que no tanto como yo pensaba y que me atraen más juegos con al menos un poquito de tema, o con ilustraciones, y algo por tanto de parafernalia visual. Sin embargo, el juego es agradable de jugar y divertido (al menos, a mí me divierte pensar, y además tiene cierto puteo, que eso viste mucho a los juegos). Pero no me lo compraría...


6) Egizia:
Este es el pepino de este segundo día de refrescamiento lúdico. Me sorprendió agradablemente, porque tiene todo aquello que me suele gustar en los juegos: tiene bastantes decisiones que tomar, es emocionante, alguna mecánica para mí original y curiosa, y cierta interacción que no llega al puteo inmisericorde. Desde que lo jugué esa noche de febrero llegué al convencimiento de que son los civilizaciones uno de los tipos de juegos que más me gustan en este momento, y sobretodo es por las sensaciones de crecimiento, construcción, control sobre tus dominios, etc que proporcionan. Y si sales victorioso de la partida, la satisfacción es doble por el esfuerzo invertido y por las correcciones de estrategia que posiblemente has tenido que hacer a lo largo de la partida. Yo los considero unos simuladores de la realidad bastante satisfactorios, y he ahí por qué siempre ando a la caza y prueba de juegos de esta temática. Lo explicó Manuel Suffo, y tras su disfrute nos fuimos de cena todo el grupo.




Este lo expliqué yo, un juego que para mí es el hijo pródigo. Creo que es el más divertido y que más satisfacciones me ha dado con mi anterior grupo de juego, y sobretodo el más sorprendente y divertido al estrenarlo, de todos los que tengo. Es una joya bastante gratificante si se juega adecuadamente, sabiendo que los dados nos van a joder siempre que puedan, que el pueblo se va a llenar de fantasmas y que hay que luchar contra ellos con cabeza. Sin embargo, esta partida no fue tan intensa como otras por varios motivos, pero principalmente porque veníamos de una larga cena, era ya bastante tarde y no teníamos muchas ganas de tomar arduas decisiones grupales a esas horas, decisiones que requerían más discusión y análisis del que tuvimos, y que propició por tanto que el jodido Wu Feng invadiera vilmente el pueblo y campara a sus anchas, no habiendo tenido éxito la contención de los monjes taoístas allí enviados (estaban fatigados, con la barriga llena, y además llevaban todo el día moviendo cubitos a la sombra, de modo que no era su mejor día, ni para ellos ni para su chi contaminado...).





Esto es lo que dio de sí el segundo día. Juegos quizá no tan tochos como yo esperaba inicialmente, pero es lo que surgió y nos reímos bastante, creo yo, que era lo importante.

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