domingo, 17 de abril de 2011

Encuentro en Jerez (y III)

El domingo fue un poco desastroso para mí porque me levanté demasiado tarde (ese Ghost Stories me hizo acostarme a las tantas, y después resultó que no podía dormirme) y cuando salí de la habitación estaban todos los grupos jugando y apenas había nadie pululando como yo. Menos mal que pluja se lo tomó igualmente con calma y se había levantado también tardecito (es que manejar el destino de toda una Nación floreciente y cumplir las promesas vertidas sobre sus solícitos ciudadanos da mucho trabajo que requiere del suficiente sueño reparador...). Aprovechamos por tanto para echar otro par de Hive, de nuevo dos partidas apoteósicas que duraron más de la cuenta y durante las cuales se separaron los grupos y volvieron a unirse. Para cuando terminamos fue la hora de comer y pedimos algo por teléfono, tras lo cual jugamos a otro buque insignia, la única partida a algo nuevo que me llevé a la boca ese día:




Se había hablado por ahí de este juego y yo apenas había leído nada al respecto. Como no había jugado a nada que se pareciera lejanamente a un wargame en estas Jornadas me agradó aprender a jugar a este (pero poco más que aprender, porque me tuve que ir cuando íbamos por la mitad y no concluí por tanto la partida).

Es un juego curioso, con motor de cartas, y supongo que semicooperativo (no controlo aún bien las denominaciones, pero éramos dos bandos, y aunque jugaba cada jugador sin consultar con su compañero, se ganaba por bando). Me di cuenta al poco de empezar de que teníamos muchas posibilidades de perder porque al parecer gran parte de la estrategia del juego se manifiesta en la dispocisión inicial de las tropas en las diferentes localizaciones del tablero. Una vez establecidas, el resto del juego es ir avanzando posiciones, conquistando ciudades poco a poco, defendiendo los sitiso que dan más puntos, etc, y todo ello requiere el haber colocado tus fuerzas adecuadamente en el setup. Como no fue el caso, el juego quizá estuvo algo quebrado desde el principio. Pero bueno, al menos como Carlos dijo, pudimos ver la mecánica y aprender un wargame, que eso nunca viene mal... Recientemente, bravucon ha colgado las cartas traducidas al español en la BSK, de modo que quizá merezca la pena ir pensando en pillar el jueguillo y darle un tiento, porque la verdad es que, sabiendo jugar, promete bastante.




Y eso fue lo que dieron de sí las Jornadas. Conocí a bastantes personas, y me reencontré con otras. Y aprendí tres cosas muy importantes que aplicaré en mis próximos encuentros (muy muy importantes, que no quiero que me vuelvan a pasar):

1) Llevar juegos mejor preparados y a ser posible más raros: ya no me pasa más lo de las dudas surgidas en el Offrandes, arghhhh... Y respecto de juegos raros, al próximo encuentro me llevo el High Frontier, el Peloponnes y el 51st State, juegos menos jugados y por tanto más apetecibles (supongo).

2) Llevarme el ordenador (si me cabe): esto parece una gilipollez, pero el sábado noche tenía el tarro tan embotado por tantas partidas, tantas risas, y por lo tarde que me acosté, que no había manera de cerrar el ojo... No hay nada como un capitulillo de algo para dormirse a mitad de visualización y conciliar ese reparador sueño tan necesario en días tan exigentes como esos...

3) Levantarse más temprano: soy bastante perro, y espero que no me pase más lo del domingo, que estuvo medio perdido por haber salido tan tarde de la habitación (si me hubiera quedado todo el día no habría importado, pero no fue ese el caso).

¡A seguir perdiendo el tiempo a la sombra, chicos!

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