miércoles, 2 de mayo de 2012

Robopilingui en Zona Lúdica 2012: lo gana todo (Sábado)

Segundo día en las Jornadas. Continuo con mi crónica.

A la mañana siguiente, tras el desayuno y un buen sueño reparador (el único realmente reparador de las Jornadas, afortunadamente), nos pusimos de nuevo a la faena pues habíamos quedado con Caedes para que nos explicara este juego:


Este se lo pillé a Isra de Juegamestore hacía unas semanas y le pedí que me lo llevara a Zona Lúdica, ya que él montaría su chiringuito allí. Que me lo explicaran tan amablemente fue como un premio para mí, pues me lo pude llevar a casa sabiendo más o menos jugar y por consiguiente reduciendo considerablemente el esfuerzo a la hora de sacarlo por primera vez a mesa (aún me cuesta aprenderme según qué reglas, será cosa de la edad).

El juego ha tenido sus buenas y sus malas críticas, e incluso para mi parecer se ha hablado poco de él (o yo no he leído lo suficiente en los foros adecuados). De todos modos, sabía que sería denso y largo, eso seguro, y actualmente ese es el tipo de juego que busco para jugar con la robopilingui: un juego que además de todo eso escale bien a dos, aunque no sea ese su número ideal. Además, no tenía aún ningún juego de este tipo de temática.


La cosa va de que somos un grupo de caballeros de ese universo mil veces visitado llamado Fantasía Mediaval, plagado de dragones, monstruos que matar, hechizos que lanzar y tesoros que descubrir. He de reconocer que nunca me ha apasionado este tema, pero a la gente suele gustarle y es bueno tener uno del estilo que ofrecer. Además, sus mecánicas prometían ser satisfactorias. Y vaya si lo son (o al menos, a mí me lo parecen). El tablero es modular, formado por losetas hexahexagonales que se van descubriendo a medida que los héroes van explorando. Con ellas se pueden elaborar diferentes escenarios. Nosotros probamos uno muy corto, creo que de aprendizaje, que nos vino muy bien para hacernos una idea de las mecánicas.

Lo más llamativo, para mí, fue la mezcla de exploración y el combate con monstruos, así como la gestión de un mazo inicial de cartas que te permite hacer acciones en función de la mano que te toque cada turno, convirtiendo así la toma de decisiones en táctica  (aprovechando las mejores posibilidades que te dan las cartas), lo cual me gustó. Los personajes, además, van adquiriendo experiencia (la cual se representa en un tablero adicional) que va permitiendo aumentar el número de cartas a robar cada turno, las acciones a realizar, la defensa que poseemos, etc. Este aspecto evolutivo del personaje no lo había jugado yo antes, al menos no de esta manera concreta. Por lo demás, se van comprando cartas de unidades, de hechizos, de acciones especiales, etc, que incrementan tu mazo y te permiten personalizarlo, con las posibilidades que ello conlleva (lo cual constituye la mecánica principal de los deckbuildings).


También se tiran unos dados al inicio de cada ronda que representan el maná que genera la tierra a nuestro alrededor y que podemos usar para pagar el costo de las cartas que jugamos.

En definitiva, se trata de un juego interesante que me he alegrado de comprar y que espero probar con más calma en casa. Recomendable, aunque quizá no para alguien que haya jugado mucho a temáticos, porque me da la impresión de que no lo es mucho. Espero que me siga pareciendo divertido cuando lo repita, ya en modo avanzado.


Tras el anterior juego tuvimos que irnos a comer (por cierto, excelente servicio el de comidas el de ZL, tanto en profesionales como en calidad en general de los alimentos), y nada más regresar, al juntarnos seis personas, decidí ofrecer este juego, que aún no había estrenado y que tras leerme las reglas prometía ser, cuanto menos, divertido.

La gente comenta que se parece a Roborally. Como no lo he jugado, no tengo ni idea. En este que nos ocupa, cada jugador controla una nave de carreras que ha de cumplir un objetivo concreto dentro de un campo de asteroides utilizado para este tipo de eventos lúdico-deportivos. Para cumplir esos objetivos, hemos de pilotar nuestra nave dictando unas órdenes a través de un tablerito personal en el que marcamos antes de un minuto (lo cual es cronometrado con un reloj) las acciones que queremos llevar a cabo con la nave. El tablero de la carrera es hexagonal, y las órdenes a programar son secuenciales y pueden ser: mover adelante, avanzar a la derecha, avanzar a la izquierda, girar 180 grados, etc. Todo ello teniendo en cuenta que antes de mover la nave habrá una fase en la que los asteroides se moverán de manera automática en base a una tirada de dados que los jugadores habrán visto antes de ponerse a programar.


La baza de este juego es, por tanto, la visualización de la ruta más adecuada a realizar por nuestra nave, intentando esquivar en su camino el movimiento aparentemente caótico de los asteroides. El divertimento surge, por tanto, de las tortas que se pegan los jugadores sin querer con los peñascos siderales, o los giros inesperados que realiza la nave en base a una programación errónea. Casi un filler, el juego no tiene grandes pretensiones, se juega en media hora (aunque dependiendo del escenario) y como consecuencia, no creo que vea mucha mesa, aunque seguro que una o dos partidas más caen. Lo bueno es que admite mucha gente, y eso siempre es de agradecer.

El tablerito con las órdenes secuenciales


3) London:
Tras el fillercillo anterior, Eloy hizo una excepción en sus competencias y accedió a explicarnos este juego, y muy bien explicado además. Yo tenía ganas de probarlo desde hacía tiempo, aunque reconozco que no me entusiasmaba demasiado, porque tito Wallace no me ha sorprendido casi en ningún juego aún, y soy incapaz de entender la veneración que se le tiene (al menos, tras jugar a los que he podido de los suyos, que no son todos). En cualquier caso, el juego está ambientado en la reconstrucción de Londres tras el Gran Incendio de 1900, para lo cual gestionamos una serie de cartas que nos dan al principio para realizar diferentes acciones en nuestro turno: robar carta primero, y después o bien bajar cartas a mesa (delante nuestro), activar cartas o comprar un edificio (adquiriendo distrito una vez plantado en el tablero). La mecánica afortunadamente es bien sencilla, y eso es de agradecer en un juego de este diseñador, además de hacerlo más agradable de jugar (ello posibilita el que te centres en la estrategia en lugar de intentar entender las reglas, en esa primera partida). Las acciones que llevas a cabo en ocasiones generan pobreza que has de intentar eliminar (a modo de cubos oscuros), pues si no al final del juego penaliza. Un juego en definitiva entretenido, sencillo, agradable de jugar... pero no es para tanto. Sigo creyendo que si no fuera de Wallace estaría enterrado entre las miles de novedades que salen al año. Pero qué importa... al menos nos divirtió casi dos horas, y eso es lo importante.


Luego, mientras esperábamos el momento adecuado para la recta final del día (con la cena de por medio, desgraciadamente, jeje), nos dio tiempo de probar por fin este juego, del cual tanto habíamos oído hablar y que casi nunca habíamos visto desplegado en ningún sitio. Echamos unas tres o cuatro partidas a dobles parejas (había cola para probarlo y solicitamos unirnos a una pareja muy simpática, catalana, de la cual desgraciadamente no recuerdo los nombres).

El juego está muy bien. Se requiere mucha destreza para dominarlo y da la impresión de que lo domina el caos más absoluto. La idea que se me quedó es que es necesario tenerlo en casa para alcanzar a disfrutarlo realmente, lo cual implica un aprendizaje lento y enriquecedor. Pero no obstante, tras haber jugado a Carrom en las pasadas navidades, me quedo con este último. Quizá porque era más difícil (qizá por ser un billar), quizá porque aprendí mucho más rápido y me resultó más divertido meter los discos en las troneras que sencillamente quitar los de los oponentes de un círculo central. En cualquier caso, lo volvería a jugar. Pero entra dentro de mi categoría personal de "Juegos Sobrevalorados". Quizá sea inevitable, dado el precio que tiene el bendito...



Acometimos la ardua tarea de leernos las reglas sobre la marcha de este juego. Bueno, más que acometimos, acometió Danielle, que en menos de media hora comenzaba a explicarnos las reglas y nos poníamos prácticamente a jugar tras revisar un par de cosas que no nos cuadraban y que resultaron ser (al menos una de ellas) un error de redacción de las mismas en inglés.

El juego nos sorprendió porque esperábamos poco de él, y en cambió nos ofreció un entretenido y divertido juego de subastas, mecánica esta que funciona muy bien entre nosotros y que genera piques, tensión y la suficiente emoción como para dotar al juego de una entidad digna. Se trata de un juego de mayorías en el que luchamos por obtener las mismas, a modo de escudos de nuestra casa, en las diferentes regiones italianas representadas. Para llegar a eso, al principio de la ronda se reparten cuatro cartas a cada uno, de las cuales nos quedamos dos y devolvemos las otras dos al centro de la mesa, boca abajo, para ser barajadas inmediatamente, ordenadas por colores boca arriba y puesta a subasta. El objetivo de esto es llevarse el que gane cada subasta uno de estos lotes a la mano, para posteriormente bajar las cartas que se quieran pero de un sólo color frente a sí, por turnos. La persona que más cartas de un color en concreto tenga desplegadas, se lleva el rol correspondiente, una loseta que proporciona un beneficio inmediato. Mientras tanto, se pueden construir edificios (cuando se gana una subasta) que dan lugar al depósito de un variable número de escudos en las regiones adyacentes a la ciudad en la que se han construido, y serán esos escudos los que den puntos de victoria en el recuento final que se hace, por regiones, al final del juego.


En fin, un juego muy entretenido, fácil de explicar (si no se tiene el tropiezo que nosotros tuvimos), que se empieza a jugar enseguida y que tiene bastante enjundia gracias a las numerosas subastas que tiene. Recomendable, barato y apto para los que busquen juegos sencillos pero en los que es difícil ganar.


Después de esta partida, ya bien adentrada la noche y aún digiriendo la abundante comida, Caedes se ofreció para explicarnos este magnífico juego a la robopilingui, Danielle, Pablo y yo. Yo tenía un poco de incertidumbre, porque el Dungeon Lords, por alguna extraña razón, no me había gustado casi nada (demasiado farragoso de aprender para mi gusto, con un tema, el de los dungeons, que no me atrae nada en absoluto, siendo además, para más inri, un juego abstracto, y además no me veía yo sacándolo con otras personas y teniendo que explicar esa tochada de mecánicas). El caso es que este Petz, desde el comienzo de la explicación, ya prometía bastante por lo divertido del panorama, por las bromas inherentes en sus mecánicas, y por lo conseguido de sus dibujos y escenarios. Además, la mecánica de colocación de trabajadores aún me gusta bastante y suele gustar a la gente, por lo que el juego fluyó como la seda.

Visión general del juego desplegado
Como ya sabe casi todo el mundo, el juego nos convierte en criadores de monstruos que han de cuidarlos, alimentarlos y entretenerlos lo mejor posible con objeto de venderlos a buen precio a los vendedores que se pasarán por la feria. Con esta premisa, el cachondeo está asegurado. Sobretodo porque las exigencias de los compradores tienen mucha relación con su naturaleza, y el juego logra plasmar convincentemente el esfuerzo que sufren los criadores para cumplir esas exigencias. Ello se traduce en una colocación de trabajadores bastante agresiva (como la mayoría, en realidad), en la que has de conseguir aquello que necesites pero que por la propia naturaleza de la mecánica te obliga a adaptarte a lo que te dejan (si te quitan lo que quieres, vas a por otra cosa con la esperanza de poder pillar lo que querías en otra ocasión). De este modo, con suerte y táctica, iremos consiguiendo las jaulas donde encerrar a los monstruos, la comida con la que hacerlos crecer, el beneplácito de los jueces en el espectáculo de mascotas (donde nuestros monstruos ganarán caché gracias a su aspecto saludable), las mejoras necesarias para su óptimo crecimiento, etc.

Se parece bastante al Dungeon Lords en varios aspectos, a destacar para mí la presencia de todos los compradores que van a aparecer en los meses siguientes, lo que propicia que podamos preveer lo que necesitaremos implementar en las mascotas a venderles.

El tablerito personal
Otra mecánica curiosa, que no recuerdo si también estaba en su predecesor, es la preparación de los trabajadores a enviar a las diferentes localizaciones. Con una mecánica que recuerda un poco a la puja oculta del juego Papúa, del colega Chemo, se han de repartir los diablillos que queramos destinar a esas localizaciones en los diferentes espacios situados a tal efecto en el tablero personal. Puede pujarse en esos espacios con muñecos y con dinero, y la suma de ambos, en número, es la puja con la que competimos, una vez retirada la pantalla, con el resto de jugadores para colocar los trabajadores; esto es: elige primero un sitio el que haya hecho el grupo más gordo (y coloca en consecuencia un único trabajador en el sitio que elija), después el siguiente en menor cantidad, etc. Los desempates se rompen por proximidad al primer jugador en sentido horario, como es habitual. Es por tanto una mecánica ya vista pero que funciona muy bien que y convierte la colocación en tensa y en ocasiones frustrante.

Otro tablero personal, donde colocamos las mascotas en sus jaulas de crecimiento
Otra cosa que gusta bastante es un pequeño factor azar con las cartas de necesidades que, lejos de fastidiar, implementa muy bien un poco de incertidumbre que te obliga aún más a optimizar tus acciones.

En definitiva, un muy buen juego. La prueba es que nada más terminar, me levanté y le pedí a Isra la copia que le quedaba del mismo.


Y eso es lo que dio de sí el sábado, día fuerte de las Jornadas. Buenos juegos, buena comida y buena compañía. ¿Qué más se puede pedir?

14 comentarios:

  1. El Mage Knight no tiene componentes, ¿no?

    Al final se nos quedó pendiente ese Catacombs. No llegamos a jugarlo al final, pero ya habrá más ocasiones. Además, por culpa de Israel, tengo una expansión nueva, y ya van 3; qué sablazo, pero que me gusta el jueguito! ;P

    Un saludo!

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    1. El Mage Knight apenas tiene, jeje. Menos mal que tampoco tiene tablero apenas, que si no se llenaría toa la mesa...

      Sí, macho, lo del Catacombs me dejó una sensación rara en el cuerpo. Creo que estaba intentando desdoblarme en al menos 4 cachos para poder jugar con todos y a todo. Pero la próxima cae, es un compromiso ;)

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  2. Qué ciertos tus comentarios sobre Wallace y el London. Aquello de que si este juego fuese de otro...
    Al Dungeon Petz le tengo bastante curiosidad. El grafismo del juego está chulísimo.

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    1. El primero no es malo en absoluto; ya te digo que la partida nos gustó. Pero fue como cuando jugué a Porto Carthago o a otros juegos por el estilo: vale pa jugarlo en unas jornadas, pero a mí personalmente no me dice nada.

      El Dungeon Petz te va a encantar. Me gusta a mí, que cada vez me satisfacen menos los euros...

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  3. Buen día de juegos que te pegaste en, me ha entrado ganas de probar el Asteroyds, el dungeonpetz lo jugué en Cádiz y esta muy bien solo que no veo a mis jugadores jugandolo. Un saludo.

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    1. El Asteroyds tiene más pinta de gracioso y cachondo que cuando realmente te pones a jugarlo. No está mal, pero es menos caótico de lo que pensaba. Eso propicia que normalmente los jugadores que más destreza visual y espacial tengan te machaquen sin piedad mientras tú intentas controlar aquella locura. Creía que iba a ser como el Space Alert, pero qué va. No obstante, quiero jugarlo más, para ver si mejora mi pilotaje...

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  4. Buenas seldonita,

    Pues si que pinta bueno el nave knight, me ha llamado la atención esa forma de combinar el deck building con la evolución de tus personajes que deberán afrontar las batallas a las que te enfrentad que supongo que tendrá ese toque de puzzle que valla chantil (no recuerdo bien su nombre completo) nos tiene acostumbrado y que tanto me gusta.

    El london me ha parecido un juego de gestión de recursos que no aporta nada nuevo .... pasando.

    El Asteroys es un robo rally en toda regla y los dos no son nada compatible.

    Me ha llamado mucho la atención el concepto de abstracción que tienes sobre los Dungeon, se nota que te gustan muchos los temáticos, porque te acabas de cargar todo el mundillo de los diablillos xD.

    Un saludo y gran cronica.

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    1. Hola, gaditano.

      Me gustan los temáticos pero afortunadamente no he jugado a muchos. Y digo afortunadamente porque así podré descubrirlos y saborearlos poco a poco. El Petz no es que sea temático, pero a mí sí me dio sensaciones temáticas, será cosa de mi cerebelo medio...

      Un saludo.

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  5. Buena crónica. No hemos probado el Carrom (pero queremos), pero el Crokinole no está en absoluto sobrevalorado. Es un juegazo de darle con el dedito, que eso sí, cuesta riñón y medio.
    De los juegos que has puesto, y como te dije, el Mage Knight me tenía prendado, pero cada vez lo veo más euro y menos temático. Y el precio tira para atrás.
    Y a ver si en la próxima nos echamos ese catacombs.

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    1. Bueno, en realidad el Crokinole el que lo sobrevaloró fui yo mismo para mí mismo, no lo digo en sentido absoluto, jeje. Lo que pasa es que después de tanto oir hablar de él y acrecentar las ganas de jugarlo, compruebo que se trata de quitar de en medio una fichita y se acabó (sin estrategia ni más mecánicas ni nada de nada). En fin, que si no lo juego más no me importará mucho. Aunque si se presentan más partidas las jugaré encantado.

      Sí, hay que estrenar ese Catacombs, y a ser posible con la copia de otro, que aún no me atrevo a comprarlo (tengo miedo del hype ese). Un saludo.

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  6. Gran crónica.
    Juegazos a cascoporro. El Mage Knight lo tengo desde hace semanas pero es que se me resiste sobremanera cada vez que cojo el manual para aprender a jugarlo, y eso que pretendo empezar con él en solitario. Así como te lo enseñaron a ti da menos pereza, desde luego.

    De los demás, el que más me llama es el Crockinole, que le tengo unas ganas locas, pero es que es un pastizal. Aunque estoy en gestiones tempranas para ver si en Navidades cae (si, yo en Mayo ya empiezo a preparar lo que quiero que me regalen, ¿qué pasa?) ;)

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    1. Ten en cuenta que el Crokinole es tela de grande. Yo por eso ni se me pasó por la cabeza el pillarlo. Mi idea era que me lo enseñaran en unas jornadas, como al final ha pasado.

      El Mage Knigth tiene al menos lo bueno de que tradujeron las reglas de aprendizaje (e incluso creo que están traduciendo las reglas, ¿no?). Es uno de esos juegos que si no te lo explican se pasa un año y pico en la estantería, desgraciadamente.

      Un saludo ;)

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  7. La verdad k os dio mucho para probar Yo tambien compre el Catacombs y estoy deseando de probarlo. Que me alegra saber k tengo tantos juegos por probar y descubrir Un abrazo

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    1. Yo no tengo el Catacombs, por lo que si nos encontramos próximamente y me lo enseñas ¡te lo agradezco!

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