martes, 16 de octubre de 2012

Festival de Córdoba 2012 (I)

Con un dolor de garganta brutal, realmente fatigado y con ganas de pasar por fin un buen y largo rato a solas (mi chip social se chamuscó un poco tras tantos días de contacto humano) ayer terminó finalmente el periplo de la robopilingui y el mío por el Festival de Juegos 2012, que estuvo, como siempre, genialmente gestionado, y en el que nos lo pasamos igual de bien que en anteriores ediciones (es nuestra tercera vez), acompañados de un número creciente de amigos y de numerosas experiencias (lúdicas o no) que recordar con cariño. Los juegos que logré probar, aparentemente pocos (para mi ludofagia típica) fueron 23 (en cinco días de periplo).

El miércoles mismo, tras la sesión ordinaria semanal de nuestro grupo cordobés Roto por el Azar, se juntó en casa bastante gente y no tuve más remedio que sacar los pocos jueguillos que yo tengo para multitudes (después de sopesar la posibilidad de proponer otra cosa más sesudita y rechazar la idea viendo la avanzada hora de la noche y la fatiga de los allí presentes, que habían sufrido demasiadas horas de coche). Entre estos amigos, se encontraban los chicos de Asylum Games (de promoción en Córdoba con su juego insignia Polis, de Fran Díaz) y nuestro compañero de aventuras lúdicas Chemo, honorable diseñador zaragozano al que conocimos en Castellón (donde nos infectamos de esta enfermedad, a la Panic Station, en parte gracias a su sabiduría), especializado en jugar con su suegra y que se alojó en casa estos días de parranda lúdica. En breve verá la luz su Opera Prima Bajooli Xeet, cuya nueva portada ya está lista para ser producida en masa. Esperemos que sea la primera de muchas aportaciones a la ludosfera.

Como yo conocía la pasión inusitada de Decanox por los abstractos, disfruté como un bendito sacando a mesa los siguientes y fascinantes tres juegos, para su goce y disfrute:




1) JUNGLE SPEED:
Mira que soy poco amante de los partys, sobretodo desde que no juego tanto como quisiera y en ocasiones me veo obligado a someterme a ellos por reclamación popular (y no digamos desde que me hallo sumido en este pegajoso rol trolero que me impide relajarme y disfrutar en todos los casos). Pero este juego es diferente. En él no hay que hacer el ridículo, ni levantarse a decir gilipolleces ni pintar objetos con forma fálica en ningún sitio ni provocar situaciones o malentendidos tontos y forzados. Coge el palo cuando se repita tu dibujo. Así de simple. Eso sí, no conviene que haya demasiada gente, que si no irremediablemente habrá algunos que estén demasiado lejos del Tótem, y eso generará la aparición del CAOS...





2) RICOCHET ROBOTS:
El segundo de la noche que admitía a bastantes amantes de la competición perceptiva fue esta pequeña genialidad a la que nunca gano y que siempre me deja como un lerdo invertebrado que se desplaza arrastrándose por el suelo mediante impulsos electromagnéticos provenientes de una neurona cefálica sobresaturada. Esta partida la gané, pero no sin unas trampas invouluntarias (aunque reiteradas): en dos ocasiones, la ruta más corta tenía DOS pasos, y fui el más rápido en verbalizarlo. Cosas de los nervios: me mantienen muy delgado, sí, pero me permiten aprovechar fullerías cochinas como esta (aunque completamente legal).





3) SET:
El tercero (o segundo de la noche, ya no recuerdo) no podía dejar de ser este. Es otro en el que siempre quedo fatal y en el que sin embargo en esta ocasión no quedé el último, como es habitual. Muchas veces me digo que debo entrenar en alguna web, pero luego jamás me acuerdo.





4) RAGAMI:
Al día siguiente, ya en el Festival propiamente dicho, creo que empezamos con este juego de Morapiaf. Como yo no soy políticamente correcto y espero no serlo jamás (si lo soy alguna vez, podéis despellejarme vivo en los comentarios), seré breve y no me ensañaré: hacía mucho tiempo que no me quedaba con tan cara de tonto como en esta ocasión. Paso incluso de justificar mi opinión enumerando fallos del juego o absurdeces. Para mí era lo más absurdo que había jugado en bastante tiempo, y a los demás de la mesa les gustó tan poco como a mí, hasta el punto de que paramos la partida A LA RONDA Y MEDIA de haberlo inciado. Aunque la verdad es que incluso mientras nos lo explicaban (muy amablemente, eso sí), yo empezaba a temerme lo peor, pero quería confirmar mis sospechas en directo.





5) GENJI:
A la mañana siguiente, deseando jugar cosas nuevas y buenas, me dejé llevar por Pedrote para que nos enseñara este juego que yo también tengo, pero que aún no había estrenado. Lo había comprado para rellenar un pedido de Ludibay y aún no me había estudiado a fondo las reglas, por lo que agradecí el ahorro si él nos lo explicaba. Se trata de un fillercillo con más dificultad de lo que te imaginas al principio, en el que se colocan 12 cartas de princesas en circulo, y los jugadores son pretendientes japonesitos que se intentan ganar su amor escribiendo versos y leyéndoselos. El leerlos implica el colocar cartas junto a la de la princesa en concreto. Los versos pueden estar acabados o incompletos, y pueden ser pisados por los versos de otros jugadores, por lo que el juego se convierte (sobretodo si hay un número elevado de jugadores) en un puteo constante, ligeramente caótico y lo suficientemente divertido si la gente rolea un poco la situación (conviene leer los versos escritos en las cartas, por ejemplo, o acusar al que pisas de no saber ni hacer la o con un canuto). No es un juego serio ni sesudo, aunque yo sufrí de un poco de AP tontuno, que no me sirvió de mucho. Aparenta no dejarte mucho control sobre lo que estás haciendo, pero seguro que eso mejora con las partidas y cuando se te ocurren las estrategias, que seguro que este juego tiene muchas. Mereció la pena.





6) STRING RAILWAY:
Otro chorrijuego que jugamos una de las noches, y que también nos enseñó nuestro amigo Pedrote. Se trata de un divertido y relativamente rápido juego de "trenes" que usa cordones de colores para establecer las rutas y para delimitar el tablero de juego (el cual adquiere diferente forma según los jugadores que participan). En tu turno, has de sacar una tarjeta de estación de un mazo común, decidir dónde colocarla sobre la mesa y después puedes usar uno de los 5 cordones que tienes en reserva para establecer una única vía desde tu estación inicial que pase por las estaciones que ya haya previamente colocadas e incluso por la que acabas de poner si quieres. Ello te da una serie de puntos de victoria que se van acumulando para el recuento final.

El juego no tiene mucho más. Te ríes un poco con el grupo adecuado (y en esta ocasión lo era) y al tener cierto requerimiento de destreza manual pues se sale un poco de lo que tienes acostumbrado a jugar. Pero creo que adolece del mismo mal que el Infarkt (que tan buenos ratos nos ha hecho pasar): que no da para más allá de dos o tres partidas, tras las cuales se vuelve repetitivo y casi tontuno. Recomendable por tanto para probarlo (a ser posible, con la copia de otro).





¿No se parece a la caja del Infarkt pero sin enfermera neumática?



Esto por ahora. Cuando encuentre otro hueco relataré brevemente otros juegos que tuvimos la oportunidad de probar.

13 comentarios:

  1. Gracias por no ser políticamente correcto; sin ti y sin Kikaytete me sentiría muy solo :D

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    1. Gracias, killo. Tú en parte tienes la culpa de mi trollismo aprendido.

      Y ya sabes: si alguna vez dejo de cagarme en los juegos, pégame un tiro en la nuca y acaba con mi miseria (joder, parezco indie...).

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  2. Pobre Ragami. He escuchado a bastante gente hablar de él allí en el festival, y NADIE dice cosas bonitas de él xD

    Lo estoy viendo; lo cato y me parece un juegazo xDDD

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    1. Qué va, tío. Estoy muy seguro de que incluso a alguien que le guste Cosmic Encounter repudiaría el Ragami hasta el extremo de parar la partida en la segunda ronda.

      No sé, al menos espero no EQUIVOCARME...

      Un abrazo ;)

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  3. Morapiaf y sus abstracto, parece que este ragami no esta gustando mucho, a ver si lo caro.

    El de los trenes de los cordones de lo ha pillado uno de la asociación que fue así que tendré oportunidad de probarlo pero al leer tus opiniones creo que no me dirá mucho :P

    Un saludo y esperando la segunda parte me quedo

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    1. Un saludo, Gudix, y a ver si volvemos a vernos que hace ya tela de tiempo de la última vez y se me está ya olvidando tu cara ;)

      Ya me contarás qué te parece el de los cordones.

      El Ragami, por favor, no lo pruebes. Esta vez no es trollismo, es que el juego es malo de coj...

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  4. ¿Y Resident Evil?? ¿En este post tampoco vas a hablar del Resident Evil?? ¿Ves como tenía yo razón?? ;-P
    Un abrazo, crack, y gracias por los comentarios políticamente incorrectos! ;-)

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    1. ¡AL final no quisieron jugar! La acusación principal fue el caos. Y lo decía gente que le encantó el caos brutal de Libertalia y de otros juegos incontrolables por el estilo :(

      Cuando esté por los madriles te lo enseño.

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  5. El jungle speed nunca falla! tengo ganas de probar el ricochet robot y set.
    El ragami lo probamos nosotros también y nos dejó muy frios, no sabiamos bien si es que no lo estábamos jugando bien o que el juego era así. Le daria otra oportunidad por si me dejé algo en el tintero.

    El de las cuerda lo pude jugar y me pareció tan tontuno que intenté abandonar la partida un par de veces hasta que lo recogimos.

    Un saludo!

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    1. ¿Jugásteis el Ragami HASTA EL FINAL? Ya me resulta raro, como para encima decir que te gustaría repetirlo. A ver si al final voy a ser yo y el juego no es tan horrendo como nos pareció...

      Un saludo.

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    2. que va que va, no lo llegamos ni a empezar ni siquiera ya que la explicación fue una tortura.

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  6. Lo del Ragami fue la jugada de marketing de un genio, porque no escuche a nadie que lo probara y dijera algo mínimamente bueno, y las caras de la gente mientras se lo explicaban era de película.
    No me descojone poco del comando mueve ficha, que les falto bostezarle en la cara al que se lo explicaba.

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    1. Es cierto: en la explicación yo ya me temí lo peor, porque pintaba tela de mal. Lo malo fue descubrir poco a poco que el juego estaba más roto que la madre que lo parió.

      Aunque os juro que yo vi a un grupo jugándolo con aspecto de estar divirtiéndose y pensando las jugadas y tal... A lo mejor eran gente de la calle que había entrado a ver qué era esto del Festival y lo más que habían jugado era al Monopoli. Porque si no no me explico...

      Un saludo, chaval!

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