La Locura no tiene Cura

Antes de ponerme a redactar brevemente nuestra crónica del reciente Festival de Córdoba 2012, quería compartir una preocupación improvisada a respecto de la compulsividad en la compra de juegos. Y no es más que la siguiente:

Tras el éxito del relativo desalojo de juegos acaecido gracias a la venta de segunda mano, veo apesadumbrado que la cantidad de juegos que han entrado en casa por culpa del Festival ha sido casi superior: nada más y nada menos que 13 JUEGOS.

Algunos de ellos ya los tenía comprados con gente de Málaga y de Granada, a tiendas online, y han tenido la enorme amabilidad de traérmelos al evento (gracias de nuevo a Ilógico y a Valdemaras), y otros los he adquirido allí mismo, entre otros motivos por las jugosas ofertas de Juegamestore... Desgraciadamente, no ha habido lugar para el cambio, que es algo que casi prefiero hacer.

Lo peor es que, debido a mi enfermiza atracción por los juegos raros y de ciencia ficción (a veces por separado, y desgraciadamente otras veces, sumando ambos conceptos) suelo adquirir últimamente juegos que tienen muchas papeletas de, cuanto menos, salir poco a mesa, y lo que es peor, ocupar un sitio brutal, lo cual entra en conflicto directo con la inicial filosofía de comprar sólo una cantidad inferior y como mucho igual al volumen de los juegos que acaban de salir (para mantener la simetría del concepto de recogida de juegos en el volumen limitado de mi estantería del IKEA).

Todo esto hace que el ritmo de entrada de juegos (lo que supone una entrada análoga de reglas en mis archivos de lectura futuros) vaya ganando terreno a pesar de mis intentos de reducir colección y por tanto se traduzca en una sobreproducción lúdica.

Menos mal que entre tanta novedad extraña, se ha colado un jueguillo que se puede considerar una pequeña joya ya disfrutada por muchos jugones: una copia del próximo filler que lo peta, del cual ya hablamos brevemente por aquí: Narguile Bazaar.

Esto es lo que me relaja un poco después de tanta adquisición. ¡Gracias, Chemo!

¿A vosotros os pasa lo mismo con respecto a las compras compulsivas? ¿O habéis pasado ya por esa fase (y habéis quedado, en consecuencia, con un barril en torno al cuerpo, por lo cual habéis parado de comprar)?

Próxima entrada: Crónica breve del Festival de Córdoba.